Mientras se realizaba la intensa búsqueda de los restos óseos de Benjamín en las inmediaciones de su vivienda, ambas abuelas estuvieron presentes, aguardando bajo el rayo del sol y rodeadas de mosquitos, para conocer los resultados del rastrillaje.
“Pienso lo peor”, dijo completamente desbastada, Mercedes, la abuela paterna. La mujer contó que la última vez que vio a su nieto fue cuando este tenía dos años cuando vivía en Simoca. “Nunca perdí el contacto con ellos, siempre hablábamos por teléfono”, explicó.
Mercedes dijo que transcurrido un tiempo notó la ausencia de “Benja”. “No sé por qué, quizás por esa intuición de abuela, pedía que me manden fotos y siempre pasaban la misma”, advirtió.
La mujer dijo que comenzó a hacer investigaciones luego de que su nieto más grande le dijera a su tía que “Benjita” estaba en el hospital. “Averigüé en el hospital pero no estaba. Cuando hice la denuncia un oficial habló con la madre, pero ella lo negaba y decía que no existía. Fui yo al archivo y saqué la constancia de que él sí existía”, indicó.
Mercedes habló de su hijo y del carácter que este tenía. “Era una persona muy nerviosa. Inclusive cuando me hablaba por teléfono y se ponía nervioso yo le cortaba y lo bloqueaba”, comentó.
Además recordó que una de las últimas conversaciones que tuvo con él fue cuando estaba en una comisaría. “Ese día le pregunté dónde estaba Benjita y él me dijo: ‘má quiero que me ayudés a salir. Ayudame a salir y te lo doy a Benja’. Yo le dije que me lo entregara primero a Benjita y recién lo ayudaría”.
“Benja era un amor, una preciosura. La verdad es que no sé qué pasó con mi hijo para que tome esa decisión y haga eso”, manifestó con la voz quebrada.
Mónica, la abuela materna, quien escuchaba las palabras de Mercedes a su lado, contó que los dos hermanitos de Benjamín, que ahora viven con ella, se encuentran bien. También se refirió a la muerte del otro hermano de “Benja”, quien falleció en 2018 por una broncoaspiración. “La autopsia decía que tenía quebraduras en el cuerpo, brazos, piernas y hematomas. Tenía una fisura en la boca y golpes en la cabeza”, explicó.
La mujer apuntó contra la falta de investigación en ese caso y la falta de explicaciones por parte de las autoridades. “La Justicia no vio la necesidad de nosotros de saber lo que había pasado con el nene y decidió cerrar el caso”, planteó. “Nosotros siempre dijimos que a R. lo mataron y no se había broncoaspirado. Lamentablemente no sabíamos bien qué podíamos hacer en ese momento. No teníamos los medios económicos para pagar abogados entonces no pudimos hacer más y ahora nos arrepentimos”.