La defensa tiene la tarea clave de probar que Alperovich fue víctima de una campaña política

ALPEROVICH. El ex gobernador, al igual que la denunciante, pueden seguir el juicio por videoconferencia. Foto de Matias Baglietto – Especial para LA GACETA ALPEROVICH. El ex gobernador, al igual que la denunciante, pueden seguir el juicio por videoconferencia. Foto de Matias Baglietto – Especial para LA GACETA

Augusto Garrido afronta uno de los casos más complicados en su carrera como defensor. En este caso recayó en él la responsabilidad de representar al ex gobernador José Alperovich en la causa que se le sigue por múltiples casos de abuso y violencia sexual contra una familiar y colaboradora, presuntamente ocurridos entre 2018 y 2019 durante la campaña electoral en la que cual el ex senador encaró (y perdió) para volver a la gobernación.

Cuando se concretó la denuncia, a fines de 2019, Alperovich recurrió al cotizado estudio Cúneo Libarona y se puso en manos justamente del más famoso de los hermanos que integran el buffet: Mariano. Fue él quien lo representó durante estos años hasta que finalmente se puso fecha oral para el juicio. Pero en el medio pasaron cosas y Mariano Cúneo Libarona pasó a ser ministro de Justicia del gobierno de Javier Milei por lo que no podía seguir llevando la defensa. En un principio se especuló que la representación del ex senador recaería en otro de los hermanos, Matías, también socio del estudio, algo que fue admitido por el propio letrado a LA GACETA cuando vino a Tucumán a fines del año pasado para jurar como abogado en la provincia en una causa por estafas contra una empresa. Sin embargo eso no sucedió y finalmente fue Garrido el elegido por los Cúneo Libarona para estar presente durante las audiencias.

Garrido tiene experiencia en causas mediáticas: fue abogado de Thomas Fort, el sobrino del chocolatero Ricardo Fort, quien estuvo involucrado en un accidente en el que murieron dos mujeres en Buenos Aires, defendió al financista croata Ivo Rojnica, acusado de liderar una asociación ilícita dedicada desde 2018 al lavado de activos provenientes del narcotráfico y el contrabando, representó como querellante al empresario Horacio Homs, dueño de la empresa Abril Catering, sospechada de participar en maniobras de lavado de dinero, y defendió a Enrique Barré, imputado por delitos de lesa humanidad perpetrados por la última dictadura. Pero este caso tiene características especiales y Garrido se pasa todas las audiencias chequeando apuntes para tratar de tirar abajo la acusación, algo nada fácil.

Garrido tiene dos colegas que le sirven todo el tiempo para reforzar su trabajo: el tucumano Ariel Sosa y la porteña Mercedes Rodríguez Goyena. Entre los tres delinearon cuál sería la estrategia defensiva que hasta aquí vienen llevando adelante. Y la misma no parece tener secretos. Apuntan a desvirtuar los dichos de la denunciante, a probar que nunca sucedieron los ataques que ella dijo haber sufrido, a verificar que casi nunca Alperovich y ella estaban solos y, sobre todo, a demostrar que toda la causa estaba armada tal como dijo el mismo imputado con el objetivo de “matarlo políticamente”. Y para ello apuntan a dos personas: al ex concejal y ex colaborador de Alperovich, David Mizrahi, y al actual diputado y hombre fuerte de La Bancaria, Carlos Cisneros. Según el ex gobernador ellos fueron quienes estuvieron detrás de la denuncia.

A lo largo de las audiencias el nombre de Mizrahi es el más repetido por la defensa después de los del imputado y la denunciante. Casi a todos los testigos se les pregunta lo mismo: “¿usted sabe si la señorita (...) mantenía una relación con el señor Mizrahi? Y casi todos contestan afirmativamente. Es que la relación existió e incluso fue admitida por la joven quien la calificó de “tóxica”. Pero para los defensores de Alperovich fue mucho más que eso y preguntan sobre si hubo violencia o si fue realmente esa relación la que desembocó en la renuncia de la joven a su trabajo con el ex gobernador. Esta, se dijo, es una de las principales estrategias que lleva adelante la defensa y tendrá un día clave en dos semanas cuando Mizrahi declare.

Garrido y su grupo de trabajo además deben luchar contra los testimonios que aseguran que Alperovich es un hombre misógino y que abusaba de su poder, algo que intentan remarcar siempre tanto la fiscalía como la querella. Igual saben que tienen un enorme trabajo por delante. Si logran una absolución o el Alperovich es condenado igual quedarán instancias por seguir litigando. Este caso no se cerrará este año.

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