"El hombre de los caños": la inspiradora historia de un empleado del ingenio Cruz Alta

Es el trabajador más antiguo del establecimiento que este año cumple 200 años de existencia.

TODA UNA VIDA. Ortiz no piensa en la jubilación. Afirma que va todos los días a la planta en su bicicleta. TODA UNA VIDA. Ortiz no piensa en la jubilación. Afirma que va todos los días a la planta en su bicicleta.

Vive a un kilómetro de su lugar de trabajo. Y hoy, como ayer, se sube a su bicicleta para presentarse -a primera hora- a trabajar en una actividad que, según confiesa a LA GACETA, le ha dado todo. “No me cuesta venir a trabajar. Para mí, la industria azucarera es todo. Tengo ganas de seguir, me gusta lo que hago”. A Luis Alberto Ortiz se le caen las lágrimas. Está a punto de transitar su cuadragésima quinta zafra consecutiva en el ingenio Cruz Alta, en Colombres. Es el empleado más antiguo del establecimiento que este año cumple 200 años de existencia. Esa fábrica pondrá hoy primera con el tradicional acto de bendición de los frutos.

Ortiz ha realizado una vasta carrera dentro del ingenio. Ingresó como medio oficial y hoy se desempeña como jefe de calderas. Sus colegas lo señalan como “el hombre de los caños”. Confiesan que Ortiz conoce a la perfección por dónde pasan los tubos de agua de la planta, sin necesidad de apelar a los planos. “Los estudié. Los encontré en una de las oficinas hace tiempo y no se me borran las imágenes”, relata. Dice que no pierde la costumbre de arrancar el día con la lectura del diario. “Uno tiene que saber lo que pasa en la provincia y todavía sigo con la esperanza de ganar los Números de Oro; hubo parientes que sacaron órdenes de compra”, cuenta.

EN LA FÁBRICA. El acto de bendición de frutos se hará hoy a las 11. EN LA FÁBRICA. El acto de bendición de frutos se hará hoy a las 11.

El ingenio Cruz Alta es el establecimiento en funcionamiento más antiguo de la provincia. Fue fundado en 1824 por la familia García en tierras que habían formado parte de una merced otorgada en 1617 por el gobernador Luis Quiñones de Osorio al capitán Diego García de Valdés, por los servicios prestados en guerra, dice una crónica que se difunde en el sitio del Instituto de Promoción del Azúcar y Alcohol de Tucumán (Ipaat). El nombre “Cruz Alta” proviene aparentemente, de una Cruz elevada en la zona en honor a un religioso fallecido y que servía de guía para las diligencias que transitaban por la región.

A través de los años la fábrica atravesó por sucesivas crisis y diferentes dueños hasta que en 1912 pasó a formar parte de la S.A. Ingenio Azucarero Cruz Alta. Entre 2008 y 2009 fue adquirido por la Compañía Azucarera Los Balcanes, siendo hoy un ingenio moderno, aunque de tamaño acotado, indica la entidad integrada por representantes del sector público, de los productores cañeros y de la industria. Actualmente tiene una capacidad de molienda de 6.000 toneladas/día, y produce 600 t/día, más melaza que se envía a La Florida para producir alcohol. Parte del bagazo de este ingenio se vende para producir papel. “Uno no sólo recuerda los momentos buenos, sino también las crisis que tuvimos que sortear”, indica el jefe de Calderas. Ortiz, en ese sentido, recuerda que a fines de la década de 1990, el Cruz Alta estaba a punto de cerrar. Al iniciarse el nuevo siglo un arriendo permitió sortear el difícil proceso para subsistir.

En la actualidad, en el establecimiento trabajan 268 personas. La molienda se extiende por entre 160 a 170 días, dependiendo de la cantidad de caña disponible, afirma a nuestro diario Roberto Albornoz, gerente de Planta del ingenio Cruz Alta. Por efecto de la sequía, durante la temporada pasada, el establecimiento tuvo que moler por debajo de las 670.000 toneladas. “Creemos que durante esta zafra habrá un repunte, de tal manera que podríamos estar moliendo unas 750.000 toneladas”, proyecta Albornoz.

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