La ola de ataques, que se renovó ayer a la madrugada, es parte de una nueva ofensiva israelí en el enclave palestino, tras la aparente desescalada bélica que Israel mantuvo durante la última semana con Irán.
El primer ataque en Rafah mató a un hombre, a su esposa y a su hijo de tres años, según voceros del cercano Hospital Kuwaití, que recibió los cuerpos. La mujer estaba embarazada y los médicos lograron salvar al bebé, indicó el hospital.
El segundo ataque mató a 17 niños y dos mujeres, todos de la misma familia, según los reportes hospitalarios. Los rescatistas seguían buscando entre los escombros. Nueve personas, incluidos seis niños, habían muerto en un bombardeo sobre Rafah la noche anterior.
La guerra entre Israel y Hamas mató a más de 34.000 palestinos, según funcionarios de salud locales, devastó las dos ciudades más grandes de Gaza y dejó una destrucción generalizada en todo el territorio. En torno al 80% de la población huyó de sus hogares a otras partes del enclave costero, que según los expertos está al borde de la hambruna.
La ciudad de Rafah es el lugar donde ha encontrado refugio más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, el lugar más densamente poblado del mundo.
A pesar de los llamamientos internacionales a la moderación, el gobierno de Benjamín Netanyahu promete ampliar la ofensiva. Estados Unidos -uno de los países que presiona a Israel para que frene los ataques a la población civil y permita el ingreso de ayuda humanitaria- se prepara para enviarle miles de millones de dólares en ayuda militar adicional.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este fin de semana un paquete de 26.000 millones de dólares que incluye unos 9.000 millones de dólares en asistencia humanitaria para Gaza.
La discusión sobre el nuevo paquete de ayuda para Israel llevó a un grupo de activistas a manifestarse frente al Capitolio en Washington. Pidieron al Congreso que no envíe fondos adicionales a Tel Aviv.
La dimensión de la catástrofe humanitaria que enfrenta Gaza está llevando a que sea cada vez menor el apoyo internacional a la guerra que lleva adelante Israel, en represalia al ataque de Hamas, hace seis meses.
La ciudad de Jan Yunis es una de las que ha sufrido los bombardeos de manera incesante, con cientos de civiles muertos.
Ayer, en esa población del sur del territorio palestino, la Defensa Civil anunció haber descubierto al menos 50 cuerpos de personas abatidas y enterradas por las fuerzas israelíes en el complejo médico Nasser.
Los cuerpos fueron exhumados en el patio de este hospital que había sido objeto de una incursión israelí.
“Algunos cuerpos estaban desnudos, lo que indica que sufrieron tortura y abuso”, aseveró la Defensa Civil. Un fotógrafo de la agencia AFP presenció la exhumación.
Terror permanente
Hamas consideró que la ayuda estadounidense dará “luz verde” a Israel “para continuar la agresión brutal” contra los palestinos y acusó a Washington de tener “responsabilidad política, jurídica y moral por los crímenes de guerra” cometidos por Israel.
Ayer, en Rafah, sobrevivientes rebuscaban entre los escombros tras una noche de pánico. “Estábamos durmiendo y nos despertó la pesadilla de una explosión. El techo se cayó sobre los niños”, contó Umm Hassan Kloub, de 35 años. “Vivimos en el terror en cada instante. No sabemos si vamos a vivir o morir”, añadió la mujer, cuya casa alberga a familias desplazadas.
En la Cisjordania ocupada murieron también dos palestinos ayer, abatidos por soldados israelíes, según el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina, la instancia que gobierna parcialmente la zona.