Las 15 Copa América de Argentina: el secreto que guardó el fútbol tucumano

Capítulo 6.

Juan Marvezzi. Juan Marvezzi.

En la no tan extensa lista de tucumanos que jugaron en la Selección suele pasar inadvertido Juan Marvezzi. Es más; muchos lo ignoran. Y resulta que Marvezzi no sólo se calzó la albiceleste: también dio la vuelta olímpica en el Campeonato Sudamericano (así se llamaba la Copa América) de 1941 y fue el goleador del torneo con cinco conquistas. Con la particularidad de que marcó todos esos goles en un partido, contra Ecuador. Marvezzi había nacido en 1915 y vistió la camiseta de All Boys antes de emprender su carrera fronteras afuera de la provincia. Su mejor momento, en Tigre, le valió la convocatoria al seleccionado nacional. Murió joven, a los 55 años. Son las pequeñas historias encerradas en la magnífica saga del fútbol argentino. En este caso nos toca de cerca.

El mérito de Marvezzi se agiganta a la luz de la época que lo cobijó. Porque es tan rica nuestra historia que recortar un tiempo por encima del resto suena a crimen de lesa futboleidad. Y aún así, hace rato los expertos llegaron a un consenso: si de una “era de oro” se trata, la década del 40 del siglo XX no tiene comparación. “¡No me toquen el 40!”, enfatizaba Juvenal, maestro de cronistas, amparado en la exorbitante cantidad de cracks que superpoblaron las canchas durante esos años.

Fue una década de absoluta hegemonía argentina, sumando cuatro títulos. Un período sin Mundiales a causa de la guerra, lo que obligó al fútbol a refugiarse en el Cono Sur. La primera de esas coronas, la de 1941, marcó el debut en la dirección técnica de Guillermo Stábile, quien se mantendría 19 años en el cargo, hasta el “desastre de Suecia”... Pero esa es otra novela.

Chile albergó el torneo del 41 como parte de las celebraciones por los 400 años de la fundación de su capital. Faltó Brasil a la cita, por lo que se organizó un pentagonal, todos contra todos por puntos. Argentina ganó los cuatro juegos: 2-1 a Perú, 6-1 a Ecuador (el día de la consagración de Marvezzi), 1-0 a Uruguay y 1-0 a los locales en la última fecha con gol del “Chueco” Enrique García, en un partido que debió ser goleada, pero lo impidió el magnífico arquero trasandino Sergio Livingstone. De mitad de cancha hacia adelante esa Selección era fantástica: Antonio Sastre, el “Charro” José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera y José María Minella dieron cátedra en aquel verano chileno. Y se trataba, apenas, del comienzo.

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