13 Julio 2024
“Con los resultados de esta campaña del ensayo de grupos de madurez (GM) extracortos para nuestra zona se busca evaluar si el rinde de variedades de GM IV iguala al de GM V largo a GM VIII corto, comúnmente sembradas. Esto posibilitaría la liberación anticipada del lote para una mejor fecha de implantación del cultivo invernal y con mejor perfil hídrico disponible”, dijo José Sánchez, técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), durante el XXVII° Taller de Variedades y Manejo de Soja.
Estos cultivos basan su productividad principalmente en las precipitaciones otoñales y en el agua que se haya acumulado en esa estación, por lo que aun pequeños aumentos hídricos en el suelo podrían ser beneficiosos.
Se probaron dos distancias entre surcos: la estándar a 52 cm, y una reducida de 26 cm. Los resultados son alentadores ya que dos variedades lograron rindes similares a las siembras de GM convencionales, con la ventaja de liberar el campo por lo menos 15 días antes. Esto indica una mejor eficiencia en el uso del agua por parte de un cultivar extracorto para lograr igual rendimiento, lo que conlleva que dejaría un mayor porcentaje de agua útil en el suelo, para el cultivo invernal posterior. En esta ocasión los valores de agua disponible no fueron diferentes entre las variedades de GM IV y la convencional, pero si se encontraron incrementos a favor del GM IV en campañas evaluadas previamente.
De los ensayos previos también se desprende que siempre por lo menos una variedad de GM extracorto alcanza (o supera) los rindes de cultivares de GM más convencionales, cuando se lo implanta a 26 cm entre surcos. Por lo tanto, el uso de estos cultivares de soja con estrechamiento de surcos, en cierto porcentaje de superficie, podría ser opción para el productor que quiera implantar un cultivo invernal.
Otra de las presentaciones de Sánchez estuvo dirigida a determinar alguna tendencia en cuanto al uso de bioinsumos en soja. En las últimas dos campañas aumentó de manera notoria el pedido de empresas para testear sus productos a campo. Estos son amigables con el ambiente y engloban principalmente biológicos (hongos y bacterias benéficos para tratamientos de semillas) y bioinsumos, siendo en su gran mayoría hormonales, activadores ante estrés y bioestimulantes, de aplicación foliar.
En casos de tratamiento en semillas los efectos se alteraban según el curasemilla químico usado. Si este consistía en fungicida e insecticida, el rinde mejoraba con el uso de bioestimulantes y de productos biológicos. Si como curasemilla se usaba solo insecticida químico, los únicos que lograban superar al testigo eran los tratamientos con Trichoderma. En estos casos, no debe considerarse menor el tema de las compatibilidades entre los insumos de índole biológico y los curasemillas químicos comúnmente utilizados en el cultivo.
En cuanto a las aplicaciones foliares, que incluían bioestimulantes, fertilizantes y fungicidas orgánicos, los resultados fueron dispares y se necesitan más evaluaciones en algunos casos, para ajustar dosis, momentos de aplicación, etcétera.
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