Los tratamientos de skin care se convirtieron en tendencia. Ahora todas las casas de cosméticos, bazares y bijouterie ponen a disposición de sus clientes mascarillas y cremas que prometen beneficios para la piel. Sin embargo, los especialistas advierten sobre los riesgos que estos conllevan si no se tiene en cuenta la edad de la persona que se los aplicará.
También es creciente la tendencia de los tutoriales que se comparten por redes sociales. Estos suelen incluir una fusión de productos que, si bien sirven para exfoliar la piel, pueden ser un tanto abrasivos y perjudiciales para los más pequeños que no llegan a medir las consecuencias.
Tratamintos faciales peligrosos para los niños
Aunque las rutinas de skin care son muy difundidas, poco se dice de la adaptabilidad de estas a los tipos de piel. Entre los ingredientes que pueden resultar nocivos para quienes tienen un rostro más delicado se mencionan los que tienen conservantes o alto contenido de alcohol.
Los especialistas sugieren instruir tanto a niños como adolescentes sobre los cuidados y la resistencia de sus propias pieles. En la adolescencia la dermis sufre cambios notorios y se vuelve más grasa como consecuencia de desbalances o alteraciones hormonales que no se daban en la niñez.
Los productos grasos como el aceite o algunos lácteos pueden agravar el estado dermatológico, por lo que no son recomendados para tratamientos faciales a partir de la pubertad. El principal problema que pueden presentar es una obstrucción de los poros que derive en un consecuente episodio de acné.
Cómo cuidar el rostro de niños y adolescentes
Se recomienda consultar con especialistas para conocer cuál es el tipo de piel de cada persona. A cada etapa de la vida le corresponderá un producto diferente. Por ejemplo, a partir de los 11 años se sugiere utilizar jabones y geles neutros sin ácidos. Para chequear su composición, habrá que revisar la etiqueta de cada envase.
Las mascarillas para adultos tampoco son recomendadas para niños y adolescentes que suelen tener pieles más finas. Aplicar, por ejemplo, compuestos que prometen tratar el acné, puede generar efectos adversos y hasta producir el efecto contrario al que se espera.