Entrega de módulos alimentarios: "Trasladar la mercadería nos cuesta $37.000"

Silvia Samana, titular de la cocina comunitaria "María de Guadalupe", habló sobre el funcionamiento interno de una de las instituciones que provee alimentos a las familias más vulnerables.

02 Diciembre 2024

En un contexto de denuncias, polémicas y cuestionamientos sobre la distribución de módulos alimentarios y viandas por parte del Ministerio de Desarrollo Social, Silvia Samana, referente social y titular de la cocina comunitaria "María de Guadalupe", abrió las puertas de su hogar a LA GACETA para ofrecer un testimonio sobre el funcionamiento interno de una de las instituciones que proveen alimentos a las familias más vulnerables. 

"Yo me levanto a las 5 de la mañana para cocinar y organizar todo. Este trabajo es a pulmón, y acá no hay sueldo para nadie. Las chicas que colaboran lo hacen ad honorem", destacó mientras recorría las instalaciones junto a LA GACETA Central.

El costo de la logística

Según Samana, retirar la mercadería de los centros de distribución supone un costo que no siempre es cubierto por las ayudas estatales. "El transporte nos cuesta $37.000 para traer lo que se nos entrega. No cobramos a los vecinos por los módulos alimentarios, pero pedimos colaboración para cubrir estos gastos. Al que puede, se le pide una contribución mínima de $500 por vianda, pero jamás dejamos a nadie sin comer", explicó.

La cocina comunitaria, que atiende a 160 personas de 32 familias, prepara diariamente platos completos como guisos, albóndigas y milanesas. "Queremos que las personas coman bien, pero los recursos no alcanzan. La carne, el gas y la electricidad están carísimos. Un kilo de carne molida nos cuesta $4.800 y usamos hasta 15 kilos por día".

La dualidad entre módulos y viandas

Además de las viandas, en el lugar se distribuyen los módulos alimentarios proporcionados por la provincia, que incluyen productos básicos como arroz, lentejas, aceite y azúcar. "Nos dieron ocho módulos este mes, que se destinan especialmente a los abuelos. Lo que recibimos es lo que podemos dar", indicó.

Ante las denuncias sobre el cobro por las viandas, Samana fue tajante: "No se trata de cobrar, sino de un aporte voluntario para complementar lo que nos falta. Las cocineras no tienen sueldo, y hay muchas necesidades, desde alimentos frescos hasta insumos básicos como un horno".

captura de video captura de video

El anuncio de cambios en el sistema

El gobierno provincial planea eliminar la entrega de módulos y sustituirla por tarjetas para que los beneficiarios puedan comprar los productos que necesiten. Sobre esta medida, Samana opinó: "Si es bueno para la gente, bienvenido sea. Me parece lógico, porque les da autonomía para decidir qué comprar. Pero en el caso de las cocinas comunitarias, seguimos necesitando recursos. Los aportes de los vecinos no alcanzan para cubrir todos los costos".

Un pedido de ayuda

En medio de las dificultades, Silvia expresó un pedido para mejorar las condiciones de su cocina: "Necesitamos un horno. El que tenemos está roto, pero lo calzamos con ladrillos y seguimos adelante. Si alguien puede donarnos uno, sería una gran ayuda".

"Nosotros trabajamos con honestidad y esfuerzo. Mi compromiso es con mi comunidad, y seguiremos ayudando mientras podamos", concluyó.

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