El Mollar: potencial y riesgos

11 Enero 2025

El Mollar tiene de todo para ser la perla del valle de Tafí: posee los paisajes y las vistas más hermosas. Las aguas del dique La Angostura están dentro de sus límites y tiene decenas de alternativas para crecer. Pese a todas esas cualidades, por ahora parece difícil que llegue a ser la mejor opción turística de la zona. Esa realidad no es casual, es producto de décadas de abandono y de descontrol.

La lista de ejemplos negativos es interminable para una ciudad que pretende crecer con el turismo. El visitante, al llegar, se encuentra con un basural abierto que, con el correr de los años, terminó transformándose en centro de contaminación. En el corazón, se topará con los íconos de la inacción de las autoridades a la hora de realizar controles. Algunos comercios avanzaron sobre el espacio público llenando de obstáculos las veredas. Otros, ampliaron sus locales construyendo sobre canales que fueron cavados para que las aguas de las tormentas de verano no causen daños en la villa. Por la noche, miles de jóvenes buscan comer en las decenas de quioscos que se instalan sin tener el más mínimo control. Los chicos suelen recorrer las calles a los gritos buscando ingresar a algún boliche o fiesta. Al amanecer, saldrán a las calles para concurrir a un after o a escuchar música a todo volumen.

La Policía anunció que implementará un duro operativo de seguridad para combatir el descontrol. Los residentes, incrédulos, esperan los resultados. La desidia también es la causa por la que se usurpó nada menos que la Reserva La Angostura, que debería ser otro centro de atracción. El Estado inició una lucha judicial para recuperar esas tierras que pertenecen a todos los tucumanos. Sus ocupantes aseguran que son compradores de buena fe y que tienen toda la documentación para demostrar su titularidad. Sería importante que la Justicia investigara a fondo este caso para determinar la responsabilidad de los organismos provinciales que podrían haber tenido algún tipo de participación en supuestas irregularidades. También sería fundamental que los funcionarios del Poder Judicial informen sobre la cantidad de expedientes que se abrieron por usurpaciones en el valle. Hay versiones que indican que no serían tantas, otras que superan el centenar. Sí es cierto que las acciones civiles están siendo tramitadas en los centros judiciales Capital, Monteros y Concepción.

La dispersión sería una de las principales razones de una mora judicial. Hay un ejemplo: la única empresa que brinda servicios de pesca que está instalada en la Reserva desde hace más de cinco años tendría una orden de desalojo que no se concreta. La Fiscalía de Estado es querellante en esa causa y tampoco logra la reivindicación de ese dominio catastral. El desorden territorial y la falta de controles también alimentan situaciones irregulares. Durante el invierno, los residentes y habitantes ocasionales descubrieron que rellenaron zanjones por los que circula el agua cuando diluvia en el cerro Ñuñorco. Habrían realizado esa tarea para vender las parcelas. Es saludable la intención de Fiscalía de Estado de accionar contra los usurpadores de tierras que son fiscales y que, vale la pena insistir, pertenecen a todos los tucumanos. Pero para que la misión sea cumplida, es fundamental que todos los organismos colaboren activamente con el fin de lograr un necesario ordenamiento territorial. Caso contrario, El Mollar seguirá siendo una promesa de ser una villa turística.

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