EMOCIONADO. Norberto Ventura espera cerrar la tarde con un gran abrazo junto a su hijo y un nuevo título para el Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
Frente a la estación de servicio, bajo el sol santiagueño, apenas a unos metros del imponente estadio Madre de Ciudades, un hombre espera con mirada serena, protegida por unos anteojos negros, un piluso "rojiblanco" bien calado, una bufanda flameando en el pecho y una ilusión que no entiende de edades. Se llama Norberto Pedro Ventura, tiene 81 años, y llegó desde Monte Grande, Buenos Aires, junto a su hijo, para alentar a Huracán, que a partir de las 17 disputará la gran final del torneo Apertura frente a Platense, buscando coronarse campeón del fútbol argentino.
“Va a ser la segunda consagración que voy a ver, porque la primera la vi en el año 73”, contó Norberto, conmovido. Aquella vez, en 1973, Huracán fue campeón del Torneo Metropolitano de la mano de César Luis Menotti, con un equipo inolvidable que marcó una época: Miguel Brindisi, René Houseman, Carlos Babington, Jorge Carrascosa y una identidad de juego que enamoró a todos.
“En ese momento era muy joven", recordó Ventura al hablar sobre la consagración del 73'. "Ahora tengo 80 y 'chirolita', y es una emoción. Huracán es todo en mi vida. Ahora me puedo morir tranquilo”, dijo el fanático.
Lo cierto; es que Ventura hoy está en Santiago del Estero, porque el amor por Huracán no conoce distancias. “Vine con mi hijo, manejó todo hasta acá. De ida y vuelta. En camioneta. Estamos acostumbrados a hacer más de mil kilómetros sin problema. Respetando, con sentido común. Con eso andás bien”, explicó con una naturalidad que deja ver cuántas rutas recorrió en su vida. No es casual: fue camionero durante años, y el viaje hasta el norte argentino es apenas un capítulo más en su historia con el "Globo".
Aunque hace más de seis décadas que vive en Monte Grande, la pasión por Huracán lo acompaña desde siempre. “Cuando Huracán pasó a la final, me emocioné. Hablé con mi hijo y fue un sí inmediato: vamos como sea a Santiago. Se me cayeron las lágrimas”, confesó, con la voz temblorosa.
"Hay un sentimiento que uno lleva adentro", expresó el fanático.
El fútbol lo atraviesa. La camiseta lo representa. Y el Madre de Ciudades, es hoy el escenario donde su historia y la de Huracán pueden volver a cruzarse con la gloria. “Hay un sentimiento que uno lleva adentro. Si no lo seguís, te morís. Esto es algo que quiero mucho”, cerró con orgullo.





















