Atlético Tucumán tiene arquero: "Me levantaba a las 5 para ir a la escuela y poder entrenar", dijo la promesa "decana"

Enrique Maza es una de las promesas que tiene el "Decano" en su cantera, el catamarqueño es uno de los arqueros del plantel profesional.

Atlético Tucumán tiene arquero: Me levantaba a las 5 para ir a la escuela y poder entrenar, dijo la promesa decana
17 Junio 2025

Por primera vez en la historia, la Reserva de Atlético Tucumán se clasificó a los playoffs del Torneo Proyección, dejando una huella que promete futuro. Aunque la aventura terminó con una derrota frente a Boca en los octavos de final, el camino recorrido por el equipo de Hugo Colace ya es motivo de orgullo. Ese trayecto destacó a varios juveniles, que de a poco, empiezan a pedir pista en el plantel de Primera. Uno de ellos es Enrique Maza, el joven arquero catamarqueño que sueña en grande.

Desde la tranquilidad de su Guayamba natal -una pequeña localidad del departamento El Alto, en el este de Catamarca- hasta la intensidad del fútbol formativo tucumano, Maza atravesó un camino lleno de desafíos. Hoy, con apenas 19 años, se afirma como uno de los arqueros con mayor proyección del club. “Disfrutamos mucho el torneo. El grupo estuvo siempre muy unido y fuimos conscientes de lo que íbamos logrando. En torneos anteriores no pasaba, pero ahora por suerte pudimos hacer historia”, cuenta Enrique con serenidad, aún con la emoción a flor de piel por haber sido parte de la mejor campaña de la Reserva del “Decano” en el certamen.

La cohesión grupal fue una de las claves. “Hay una competencia interna muy fuerte entre jugadores de gran nivel; y eso hace que todos demos lo mejor cada día. Nos potenciamos entre nosotros”, analiza. Para él, esa competencia no se transforma en egoísmo ni en roces. “Con mis compañeros arqueros tengo una relación excelente. Nos entrenamos a fondo, nos apoyamos. Si le toca a uno, el resto lo respalda. Eso también nos hace crecer”, explica, con madurez poco habitual en su edad.

Maza sabe de procesos. No siempre fue arquero. En su infancia jugaba como delantero, incluso llegó a destacarse como extremo o lateral izquierdo. “Me gustaba mucho atacar, pero también me llamaba la atención el arco. Un día me fui a probar a Central Córdoba y, como no daban pruebas para mi categoría, me ofrecieron atajar. Yo había llevado los guantes por las dudas. Y quedé. Desde ahí, no solté más ese puesto”, recuerda entre risas.

El primer paso serio lo dio en 2020, cuando llegó a Atlético  luego de una prueba en Andalgalá. “Un tío me mandó una publicación de Facebook y mis padres me acompañaron. Estaba (Omar) Vallcaneras  viendo y me preseleccionaron para una prueba en Tucumán. Ahí quedó todo encaminado y me sumé al club”, cuenta el juvenil que en ese momento estaba por cumplir 14 años.

Adaptarse no fue fácil. “Al principio me costó muchísimo. Vivía con unos familiares y tenía que levantarme a las cinco de la mañana para ir a la escuela, que quedaba en el Manantial. Volvía a casa al mediodía y ya a las tres tenía que estar entrenándome. Era muy cansador. Yo venía de un pueblo donde no hay autos, ni colectivos, ni ruidos. Tucumán era otro mundo para mí”, confiesa.

El sacrificio valió la pena. Poco a poco, Enrique fue ganándose un lugar en el club y su rendimiento llamó la atención del cuerpo técnico de selecciones juveniles de AFA. En 2022 fue convocado por primera vez a la Sub-17. “No lo podía creer. Los entrenamientos en Ezeiza eran increíbles, todo impecable. Me tocó estar con jugadores como Echeverri, Santiago López, Juan Giménez... Todos de nivel altísimo”, recuerda con admiración. “La foto con Messi fue algo impensado. Un día fuimos a ver un entrenamiento de la Mayor y al terminar nos hicieron sacar una foto. Yo no lo podía creer. Después, en el Sudamericano Sub 17, nos mandó un video para motivarnos. Eso fue inolvidable”, recuerda con alegría.

Sobre sus objetivos, Maza tiene todo claro: “Quiero seguir creciendo, atajar todo lo que pueda en la Reserva, volver a ser citado a la Sub-20 y, ojalá, en algún momento pueda debutar en Primera. Todo llega a su tiempo. El puesto de arquero requiere paciencia, se convive con el error constantemente, pero estoy preparado”, revela.

Fuera del campo, el joven catamarqueño también se traza metas. “Terminé el secundario el año pasado en la escuela Urquiza. Estoy analizando qué carrera estudiar. Mi mamá siempre me insiste con eso. Tal vez algo virtual, para poder combinarlo con el fútbol”, dice quien no quiere fallar a su familia, su gran sostén. “Mis padres están muy felices. Siempre me apoyaron. Me llevaron a todas las pruebas, me bancaron en todo, tanto en el colegio como en el fútbol. Ellos también sueñan conmigo”.

Pese a que hace varios años vive en Tucumán, Maza no olvida sus raíces. “Jugué en muchos clubes del este catamarqueño: Independiente de El Alto, General La Valle, Juventud Unida, Social de Baños. Todos los clubes me dejaron algo. Ahí aprendí a disfrutar del fútbol. Fue en esos clubes donde me empezó a picar el ‘bichito’ del arco”, asegura.

Hoy, ese chico que viajaba seis horas desde su pueblo para probarse, que entrenaba con cansancio pero con ilusión, que vivía con nervios cada convocatoria de la selección, es una de las apuestas del futuro de Atlético. Y, por qué no, del fútbol argentino. “Ojalá tenga una oportunidad en la Selección, voy a seguir trabajando para eso”, finaliza mientras sueña con un futuro lleno de flashes.

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