DETALLE. Juan Manuel Insaurralde posa con la nueva camiseta de Sarmiento. El detalle de la cinta de capitán homenajea a Irlanda.
Junín es una ciudad que guarda en sus calles un eco ferroviario. Los talleres, enormes, siguen ahí como testigos de otra época en la que llegaban obreros calificados desde distintos rincones del mundo. Entre ellos, muchos irlandeses. Sus huellas están todavía en la Plaza Irlanda, con su cruz celta; en el busto del almirante Guillermo Brown, y en las instituciones y los apellidos que remiten a esa inmigración que echó raíces y fundó clubes. Entre ellos Sarmiento, en 1911.
Hoy, más de un siglo después, esa historia se cuela en la piel del equipo. Cuando el “Verde” salga a la cancha esta tarde para enfrentar a Atlético, presentará un diseño que surgió de un rescate colectivo. El homenaje tiene como punto de partida a Celtic, el gigante de Glasgow fundado por inmigrantes irlandeses, que en 1967 se coronó campeón de Europa y que, en 1968, enfrentó a Racing por la Intercontinental. Pero en realidad, el eco llega mucho más cerca: a comienzos de aquel mismo año, Sarmiento vistió un modelo inspirado en esos bastones verdes y blancos. Fue Italo Marone, socio e historiador de 93 años, quien con memoria lúcida recordó aquella casaca olvidada que terminó convertida en inspiración para esta reedición.
“La camiseta surge de la necesidad de un nuevo modelo alternativo”, contó Carlos Aira a LA GACETA. Él es periodista, escritor y representante del club en Historia AFA, pero también un guardián de las memorias futboleras. “Ya se había hecho el homenaje a la Liga del Oeste con la roja y blanca. Pero era hora de otra cosa. Con esto se entendió que había una historia para recuperar”, explicó.
Las camisetas, al fin y al cabo, también cuentan historias, y la anécdota derivó en mucho más que un diseño retro. “Presentarla y nada más nos parecía poco. Sarmiento busca vínculos. Con la ciudad, con la comunidad. Por eso decidimos volver sobre esas raíces irlandesas de Junín, que son enormes”, dijo Aira. Y la emoción lo atravesó.
La jefa de prensa del club, María Rosa Ragogna, gestionó que el estreno tenga una dimensión más amplia: músicos de la colectividad grabaron un video especial, la cinta de capitán llevará bordada la bandera de Irlanda junto al escudo y un trébol, y el propio embajador de Irlanda en Argentina estará en Junín para acompañar la presentación. El “Eva Perón” será escenario y también lo será la ciudad entera.
El presidente del club, Fernando Chiófalo, también lo entendió rápido. Sarmiento necesitaba un tercer uniforme, sí, pero también tenía la chance de tejer algo más profundo. Por eso, desde marzo vienen trabajando en la idea. Por eso eligieron un partido como este, con Atlético, para darle vida.
El nuevo manto, entonces, como excusa para unir pasados y presentes. Para tender un puente entre la inmigración que levantó talleres y casas, y el fútbol que hoy sigue reuniendo a miles en la tribuna.
El Celtic, aunque escocés, siempre fue un emblema de la diáspora irlandesa. Fundado en 1887 por un sacerdote, su razón de ser fue ayudar a la comunidad inmigrante. Desde entonces, el verde y blanco quedó marcado como símbolo de identidad y resistencia. Incluso el césped de Celtic Park tiene raíces irlandesas: en 1892 se plantó allí un pedazo de tierra traído de Donegal. Que Sarmiento lo evoque ahora, desde Junín, habla de la fuerza de los símbolos. Muchos de los fundadores del club en 1911 eran descendientes de esa comunidad. Quizás por eso, aunque nunca estuvo escrito que el color de Sarmiento naciera de ese vínculo, hoy esa coincidencia se abraza como herencia.
RECUERDOS. En su casa de Junín, Iván Falcón tiene un museo dedicado a su gran amor, Sarmiento.
Una camiseta más para el museo "verdolaga"
Pero, ¿qué sería de una casaca sin quien la mire, la critique o la atesore? En un departamento de Junín, Iván Falcón ya se imagina cómo sumará esta reliquia a su colección. Si los uniformes son memoria, hay quienes se encargan de conservarlos como si fueran reliquias. Periodista en el pasado, hoy trabaja en una casa de repuestos, pero su verdadero tesoro está en casa: más de 200 prendas de Sarmiento, guardadas con el celo de un coleccionista. “No sé cuándo empecé, pero desde que tengo uso de razón soy de Sarmiento y me gustan las camisetas. Las primeras llegaron gracias a mi papá, que trabajaba en la puerta de los boliches y los jugadores le daban camisetas como forma de agradecimiento”, recordó.
En su casa conviven modelos con mangas rotas (como aquella de Julián Brea, que se desgarró en pleno partido contra Rosario Central y que él conserva tal cual quedó), buzos de arquero de los ‘90, piezas firmadas por ídolos y rarezas que todavía tienen olor a pasto.
“Algunos piensan que estoy loco, pero más tengo y más quiero. Cada prenda tiene un valor sentimental. Muchas veces no se usaron más que un tiempo, otras todavía guardan el roce de un partido. Eso es lo que las hace únicas”, expresó.
Iván no se desprende de ninguna. Las guarda ordenadas por año, con antihumedad y naftalina, y cada 1° de enero cumple un ritual: reorganizarlas para empezar el año con la colección en regla, y sacarse una foto formando el número del año entrante con ellas.
Entre sus preferidas están las de Nanque de los ‘90, difíciles de conseguir y, según él, “las más lindas”. También una de 1992 de Gustavo Olavarriaga, de la B Metropolitana, otra firmada por Héctor Cuevas, el delantero de tres ascensos que es ídolo. Y más reciente, una de Lisandro López, que revolucionó la ciudad con su llegada.
“Todavía no vi la nueva en persona, solo por fotos. Me gusta mucho. El detalle de los números en cuero es hermoso, muy de época. La quiero tener ya”, confesó.
El lazo entre Junín y Sarmiento es muy fuerte
En Junín, el estreno de esta casaca vuelve a tender ese lazo. Estarán los jugadores, estarán los hinchas, estará el embajador de Irlanda. Y, sobre todo, va a estar esa sensación de que un pedazo de tela puede ser un punto de encuentro. Una manera de decir que Sarmiento no se entiende sin Junín, y Junín tampoco sin Sarmiento.
Como dijo Aira, “la clave es la cultura del encuentro, usar la camiseta como un lugar de vínculos con la ciudad y con la gente”. Y en la tribuna, seguramente, Iván estará pensando cómo sumarla rápido a una colección que es, en sí misma, otra manera de contar la historia de Sarmiento.
Esta noche, cara a cara contra Atlético, Junín se volverá a mirar en su espejo. Y lo hará vestido de verde y blanco. Será, en definitiva, una forma de demostrar que en el fútbol los colores nunca son sólo colores.




















