El fiscal Mariano Zitto, responsable de la causa que investiga los violentos incidentes ocurridos en el cruce entre Independiente y Universidad de ChileIndependiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana, rompió el silencio y dio detalles sobre lo sucedido en Avellaneda. Tras la clausura del estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini, el funcionario judicial aseguró que la magnitud de los hechos superó lo deportivo y lo judicial, al punto de rozar cuestiones diplomáticas.
Zitto relató que la noche de los incidentes lo sorprendió en medio de una cena por su cumpleaños, cuando comenzaron a llegarle llamados y versiones confusas que hablaban incluso de víctimas fatales, entre ellas un menor. Si bien esa hipótesis fue descartada, la escena con la que se encontró fue desoladora: escaleras con sangre, estructuras destrozadas y hasta instalaciones eléctricas arrancadas. “La destrucción era como si hubiera explotado una bomba. Podría haber terminado en una tragedia mayor”, describió.
En el marco de la investigación, el fiscal dispuso la clausura de las tribunas ocupadas por la parcialidad visitante, además de las zonas donde se registraron enfrentamientos. También se refirió a una denuncia que circuló en medios, según la cual barras chilenos habrían obligado a empleados del club a beber orina. Sobre ese punto, Zitto aclaró que no hay denuncias formales presentadas en la provincia y que solicitó a Independiente un informe oficial.
El funcionario remarcó que la reapertura del estadio dependerá de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Seguridad, la AFA, la Conmebol, Aprevide y la dirigencia del club, con el objetivo de garantizar que hechos tan graves no se repitan. “El salvajismo trasciende lo deportivo. Lo preocupante es que en el medio quedan familias que solo fueron a disfrutar un partido. En las tribunas no ponemos plantas, ponemos personas”, concluyó.




















