La fábrica de ensamblaje de motos KTM, perteneciente al Grupo Simpa, cerró sus puertas en Campana, provincia de Buenos Aires, y dejó en la incertidumbre laboral a decenas de operarios. La medida, confirmada por la compañía tras la denuncia de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), reavivó la preocupación por el retroceso del empleo industrial en el país y expuso las dificultades que enfrentan las plantas locales ante los vaivenes económicos y las decisiones corporativas globales.
Según denunció la UOM, el cierre fue repentino, sin comunicación previa a los trabajadores, quienes se encontraron con la noticia de manera abrupta. "Con la excusa de reestructuración, se desprenden de 50 familias, dejando en la calle a 50 trabajadores de manera bochornosa", expresó el gremio, al manifestar su indignación por la forma en que se llevó a cabo el cierre.
Los argumentos del cierre de la planta
En un comunicado, Grupo Simpa justificó la decisión con el argumento de una centralización de su producción en la planta de Pilar, para buscar "asegurar la continuidad de los procesos productivos, la competitividad y la atención a los clientes".
La empresa también señaló que la medida respondió a cambios en la estrategia de uno de sus socios internacionales, que decidió concentrar la fabricación de ciertos modelos en su planta de origen, lo que afectó la actividad en Campana.
La respuesta de los trabajadores no se hizo esperar. Hubo manifestaciones con banderas y cánticos que resonaron frente a la planta cerrada, para exigir la reincorporación y visibilizar el drama personal y familiar que implica la pérdida de empleo. El cierre no solo afectó a los operarios directos, sino también a proveedores y empresas de logística de la región, lo que generó un efecto dominó en la economía local.
Grupo Simpa, que representa en Argentina marcas como Royal Enfield, CFMoto, Aprilia, Harley-Davidson y otras, concentrará ahora toda su producción nacional en Pilar. La empresa consideró esta planta como un centro estratégico para la distribución y el cumplimiento de estándares internacionales, pero esta visión no calma la preocupación de los trabajadores que perdieron su fuente de ingresos.
La UOM insistió en la necesidad de un diálogo con la empresa para encontrar alternativas a los despidos y lamentó la falta de comunicación previa. Además se solicitó la intervención de las autoridades laborales para mediar en el conflicto.























