Atlético Tucumán se agranda frente a los gigantes del fútbol argentino, pero no sostiene el nivel en el Clausura
El “Decano” venció a River y eliminó a Boca de la Copa Argentina, pero dejó escapar puntos clave ante rivales accesibles, lo que explica su ubicación en mitad de tabla. La irregularidad como visitante y los fallos arbitrales también marcaron su semestre.
Atlético es el único equipo que venció a Boca y a River en 2025. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.
Atlético volvió a mostrar su mejor cara en el momento menos esperado: frente a River, en el Monumental por la novena fecha del torneo Clausura. Allí, con goles de Clever Ferreira y Leandro Díaz, el “Decano” se impuso por 2-0 y le propinó al equipo de Marcelo Gallardo su primera derrota en el certamen. El triunfo, celebrado por un estadio repleto, sirvió como recordatorio de lo que el conjunto de Lucas Pusineri puede ofrecer cuando se cruza con los rivales más poderosos del país. Sin embargo, la tabla de posiciones refleja otra realidad: la irregularidad sigue siendo el principal obstáculo para un club que no logra consolidarse.
Las dos facetas
Atlético ya había dado señales de su capacidad para competir contra los gigantes. En los 16avos de final de la Copa Argentina eliminó nada menos que a Boca, en un partido que no sólo significó orgullo deportivo, sino también la chance de ilusionarse con un cuadro accesible en las fases siguientes. Aquella noche, el “Decano” celebró como pocas veces: se metía entre los 16 mejores y abría un camino alentador.
Pero el entusiasmo duró poco. En los octavos, frente a Newell’s, un equipo repleto de errores defensivos terminó cediendo por 3-2. El golpe fue fuerte para la institución y para la hinchada, que veía de cerca la posibilidad de pelear por un torneo nacional. La eliminación dejó un sabor amargo que todavía resuena.
No es un caso aislado. En el Apertura, Atlético también había dado un golpe frente a otro grande: superó a Independiente por 2-0 con tantos de Mateo Bajamich y Díaz, en uno de los mejores encuentros del semestre. Incluso contra San Lorenzo, en el “Nuevo Gasómetro”, se plantó con carácter en un duelo muy disputado que terminó 1-0 por un gol de Andrés Vombergar.
Lo curioso es que con los equipos más poderosos, el “Decano” suele crecer. Su plan de juego se vuelve más sólido, la concentración se eleva y la intensidad lo convierte en un rival incómodo. El problema aparece en la regularidad.
El repaso por el fixture del segundo semestre muestra que Atlético perdió demasiadas oportunidades de sumar. En La Plata, frente a Gimnasia, un gol en contra de Damián Martínez lo condenó pese a que en el final tuvo chances claras a través de Ramiro Ruiz Rodríguez y Lisandro Cabrera. En el “Coloso del Parque”, contra Newell’s, generó cinco ocasiones netas -entre ellas dos mano a mano de Bajamich y otro de Laméndola-, pero volvió a quedarse con las manos vacías.
La tendencia se repite en partidos donde los detalles marcan la diferencia. Frente a Central Córdoba, el VAR anuló un gol de Miguel Brizuela que hubiese significado el 2-1. Contra Rosario Central, Fernando Echenique invalidó un tanto de Díaz por una supuesta falta a Enzo Giménez. En ambos encuentros, Atlético terminó empatando y resignando puntos que hoy lo tendrían más arriba en la tabla.
Ese es el verdadero motivo de su ubicación actual: no capitaliza los partidos que, en los papeles, parecían accesibles. La falta de contundencia y los errores puntuales se pagan caro en un torneo tan parejo.
El talón de Aquiles
A la irregularidad se suma un dato que preocupa a la dirigencia y al propio cuerpo técnico. Como visitante, Atlético muestra una flaqueza que arrastra desde hace tiempo. Pusineri lo reconoció: de los últimos 53 partidos fuera de Tucumán, apenas ganó seis. Un número ínfimo que explica por qué al equipo le cuesta tanto proyectarse hacia objetivos mayores.
El Monumental se mantiene como una fortaleza, donde el empuje de la gente multiplica al plantel: ya lleva un invicto de ocho partidos en este año. Pero cada vez que sale de su provincia, el “Decano” pierde solidez, intensidad y eficacia.
A cambiar el rumbo
La victoria frente a River, más allá de los números, representa una inyección anímica. “Es una victoria que trae aparejado muchas cosas positivas. Lo primero es la contundencia que tuvo el equipo porque River venía invicto en el torneo. Es la segunda vez en la historia que se le puede ganar de local. Es la posibilidad de ver el estadio lleno y sentir el respaldo. Debutó un chico de inferiores. Vale mucho este resultado”, dijo Pusineri con la voz de quien sabe que el triunfo fue más que tres puntos.
El desafío, sin embargo, está en sostener esa versión competitiva también contra los rivales de mitad de tabla hacia abajo. El próximo escollo será Vélez, tercero con 18 unidades y en cuartos de final de la Copa Libertadores. Otro grande, otro reto. Atlético ya demostró que puede incomodar a los poderosos. Ahora debe aprender a no descuidar lo que termina siendo decisivo: los partidos que parecen más sencillos.





















