SE VA. Pusineri deja Atlético Tucumán en medio de un clima complicado. El "Decano" vive horas convulsionadas. Matías Napoli Escalero / Especial para La Gaceta
La derrota de Atlético frente a Vélez dejó en evidencia un problema que parece enquistado en la historia reciente del club: la imposibilidad de hacerse fuerte fuera de casa. El equipo de Lucas Pusineri atraviesa una crisis que no logra revertir y los números son implacables. Si el “Decano” todavía pelea en el Torneo Clausura es únicamente gracias a su campaña en el José Fierro, donde se mantiene invicto en este semestre con tres victorias y dos empates.
Según el usuario de Twitter @DataAtléticoT, de local, el rendimiento global en el año muestra un saldo positivo: en 13 partidos jugados en el Monumental, Atlético consiguió siete triunfos, dos empates y solo cuatro derrotas. Eso equivale al 58% de los puntos posibles. Sin embargo, cuando cruza las fronteras de su estadio, la historia cambia por completo. En la misma cantidad de encuentros disputados fuera de casa (13), apenas logró una victoria, dos empates y sufrió 10 caídas. Ese registro equivale a un pobrísimo 13% de efectividad.
La deuda de Pusineri
El ciclo de Pusineri, que ya acumula más de 70 partidos en sus dos etapas, vuelve a mostrar grietas en condición de visitante. Este año, por ejemplo, el técnico dirigió 10 partidos fuera de casa: sumó únicamente dos puntos sobre 30 posibles. Eso significa un 6% de efectividad. En ese lapso, el porcentaje de derrotas fue del 80%, una cifra que grafica con crudeza la magnitud del problema.
A lo largo de sus 37 partidos como visitante en Atlético (contando sus dos ciclos), Pusineri perdió 18 veces. Es decir, tiene un porcentaje de derrotas del 48,6%. Aunque no se trata del peor registro de la historia reciente, el dato confirma que la deuda de ganar lejos de casa es estructural y persiste, sin importar nombres ni contextos.
Comparaciones
Para entender el presente, conviene revisar qué sucedió con los últimos entrenadores que pasaron por el banco “decano”. El repaso revela que ninguno pudo resolver la ecuación de cómo hacerse fuerte en condición de visitante.
Facundo Sava, en su breve ciclo, disputó 19 partidos fuera de casa y perdió 11. Su porcentaje de derrotas ascendió al 57%. La dupla Favio Orsi-Sergio Gómez condujo al equipo en 13 partidos como visitantes, de los cuales cayeron en seis (46%). Omar De Felippe, con 14 partidos dirigidos fuera del José Fierro, acumuló nueve derrotas: un 64% de efectividad negativa.
Juan Manuel Azconzábal y Pablo Guiñazú aparecen como bonus track por su paso breve: el primero perdió 3 de 4 partidos (75%), mientras que el segundo cayó en 2 de 3 (66%).
Estos números revelan un patrón común: la incapacidad sistemática de Atlético para sostener resultados fuera de su casa. El Monumental funciona como refugio y motor competitivo, pero cuando el equipo sale de allí se convierte en un conjunto vulnerable y con pocas respuestas.
Una fortaleza local
El contraste es brutal. De local, el equipo de Pusineri no solo se mantiene invicto en el Clausura con tres victorias y dos empates, sino que también encontró cierta solidez en el juego. Esa campaña en el José Fierro es lo que lo mantiene en la pelea, pese a la debilidad mostrada como visitante.
En los 13 partidos jugados en casa en lo que va del año, sumó más de la mitad de los puntos posibles, algo que le permitió no quedar relegado en la tabla. El apoyo de su gente y la energía de su estadio parecen generar un impulso extra que desaparece cuando el equipo viaja.
¿Cómo cambiar el chip?
La pregunta que flota es inevitable: ¿por qué Atlético no consigue dar vuelta esta historia? Los diagnósticos son múltiples. Algunos apuntan a la falta de jerarquía en ciertos puestos, otros señalan los “malos planteos” por parte del entrenador, y no faltan quienes apuntan a la mentalidad de un plantel que se siente demasiado cómodo en casa y demasiado incómodo afuera.
Lo cierto es que la deuda no es exclusiva de un técnico, sino un problema estructural que se repite con cada proceso. Pusineri, Sava, Orsi-Gómez, De Felippe: todos se enfrentaron a la misma barrera y terminaron golpeados por estadísticas que hablan por sí solas.
Un futuro condicionado
Atlético necesita con urgencia empezar a ganar fuera de su estadio si quiere tener aspiraciones reales en el Clausura. Con una campaña de visitante tan pobre, la ilusión de pelear arriba se vuelve una quimera. La fortaleza en el José Fierro sostiene el presente, pero la otra cara de la moneda amenaza con derrumbar cualquier sueño.
Los hinchas lo saben y lo sienten cada vez que el equipo sale a la ruta: el miedo a una nueva derrota se volvió costumbre. Y mientras esa costumbre no se rompa, Atlético seguirá prisionero de una crisis que lo persigue, año tras año, como visitante.






















