River Plate necesitaba reaccionar. Tras la dura eliminación ante Palmeiras en la Copa Libertadores y la inesperada caída en el Monumental frente a Riestra, el equipo de Marcelo Gallardo llegó a Rosario con la obligación de dar un golpe de autoridad. Y lo consiguió. Con un gol de Maximiliano Salas, que hizo valer la ley del ex, superó a Racing Club por 1 a 0 en el estadio “Gigante de Arroyito” y avanzó a las semifinales de la Copa Argentina, donde enfrentará a Independiente Rivadavia de Mendoza.
El partido tuvo todos los condimentos de un clásico picante. River pegó de entrada: a los 4 minutos, Facundo Colidio armó una gran jugada por izquierda y envió un centro perfecto para Salas, que definió con categoría ante la salida de Facundo Cambeses. Esa sociedad sería una de las claves de la tarde-noche.
Colidio volvió a quedar cerca del segundo tanto a los 9’, cuando presionó en la salida rival y habilitó otra vez a Salas, que esta vez no pudo concretar. El propio Colidio, de lo mejor del ataque de la “banda”, también generó peligro con remates a los 27’ y 28’ que salieron muy cerca.
La “Academia” respondió con la potencia de Adrián “Maravilla” Martínez, que tuvo dos chances claras, pero se topó con la seguridad de Franco Armani. El arquero volvió a vestirse de héroe en el mano a mano y sostuvo la ventaja, mientras que un cabezazo de Bruno Zuculini también lo obligó a intervenir con firmeza.
El complemento siguió con la misma intensidad, pero con mucha menos claridad. Martínez volvió a desperdiciar una oportunidad clara, mientras que Colidio y Salas mantuvieron en alerta a la defensa del conjunto de Avellaneda. El partido incluso se detuvo varios minutos debido a que desde la tribuna de Racing lanzaron bengalas y el humo obligó a interrumpir las acciones. En el tramo final, Cambeses evitó el segundo con una atajada a Ignacio “Nacho” Fernández y otra sobre Salas. Para colmo, en tiempo adicionado, Racing se quedó con 10 hombres por la expulsión de “Maravilla” Martínez, por doble amarilla.
La figura de la noche, además de Armani, fue Colidio, que no solo brilló en ataque, sino que también habló con sinceridad al final del encuentro. “Veníamos de un golpe muy duro, como fue quedar afuera de la Copa Libertadores, que era el objetivo máximo. Sabíamos que teníamos que ganar como sea y lo jugamos así, como un clásico, casi como una final”, afirmó.
El delantero agregó: “Teníamos que sacar toda la bronca que veníamos masticando por los resultados anteriores. Ahora hay que apuntar a ganar todos los torneos que nos quedan, como el club lo demanda”.
El triunfo no solo devuelve a River a una instancia decisiva de la Copa Argentina, sino que también le da un respiro a Gallardo, que venía siendo cuestionado. El técnico logró que su equipo se levantara en un momento límite y se ilusione con volver a pelear por un título. El aire que parecía faltarle al ciclo volvió a llegar, de la mano de un triunfo clásico y necesario.






















