Colón fue uno de los equipos que se quedó sin competencia hasta febrero de 2026.
La Primera Nacional cerró su etapa regular después de siete meses de competencia, 34 fechas y más de 600 partidos. Mientras algunos equipos se preparan para disputar la final por el ascenso y otros ponen el foco en el Reducido, una gran cantidad de clubes afrontará una situación inédita: un parate de casi cuatro meses sin actividad oficial.
Los equipos que no lograron clasificarse a la fase final iniciarán unas “vacaciones anticipadas” que se extenderán hasta el próximo año. Según estimaciones, más de la mitad de los clubes de la categoría permanecerán sin jugar hasta febrero, cuando se prevé el inicio de la temporada 2026. Entre ellos aparecen nombres históricos del fútbol argentino como Ferro, Colón, Quilmes, Nueva Chicago, Chacarita y All Boys, instituciones que deberán reorganizarse ante un panorama inesperado.
Un receso inédito y sus implicancias
Este parate prolongado es calificado como un caso único en el fútbol mundial. De acuerdo con la reglamentación de la FIFA, los futbolistas solo tienen derecho a 21 días de vacaciones al término de la temporada, por lo que los planteles deberán volver a entrenarse mucho antes de que vuelva la competencia. La inactividad competitiva, sin embargo, se extenderá mucho más allá del descanso habitual.
El principal problema radica en el ritmo de juego. Estar tanto tiempo sin disputar partidos oficiales puede provocar una merma en el rendimiento y un arranque más lento cuando el torneo vuelva a ponerse en marcha. La falta de competencia también repercute en el aspecto psicológico y motivacional: los jugadores pierden el incentivo de la competencia semanal y la necesidad de sostener objetivos inmediatos, factores que suelen marcar la diferencia en el rendimiento colectivo.
Aunque en enero los clubes retomarán los entrenamientos y realizarán pretemporadas con amistosos, esos encuentros no sustituyen el impacto y la exigencia de los partidos oficiales. Los cuerpos técnicos deberán planificar estrategias para que el regreso a la competencia no encuentre a sus equipos fuera de ritmo.
Un golpe económico difícil de absorber
El parate no solo tiene consecuencias deportivas, sino también económicas. Cuatro meses sin partidos de local significa cuatro meses sin ingresos por venta de entradas, un recurso vital para los clubes de la categoría. A eso se suma el riesgo de una caída en el pago de las cuotas sociales, ya que la ausencia de actividad puede generar desinterés y alejamiento entre los socios.
En instituciones donde las finanzas ya son frágiles, esta combinación de factores puede derivar en un golpe financiero severo, con dificultades para sostener planteles, empleados y estructuras básicas.
Una advertencia para el futuro
El extenso parate de la Primera Nacional 2025 deja al descubierto una falla estructural en la organización del calendario, que deberá ser revisada para la próxima temporada. No solo compromete la preparación deportiva de los equipos, sino que también pone en riesgo la estabilidad económica y emocional de clubes con historia y arraigo popular.
Mientras algunos celebran la posibilidad del ascenso, otros comienzan un largo y silencioso receso. Para más de la mitad de la categoría, la temporada ya terminó, y el desafío ahora será mantenerse en pie durante el vacío más largo que recuerde el fútbol argentino de ascenso.






















