“La fertilización es muy importante en los cultivos del maíz y del poroto; a raíz de ello, presentaremos los resultados de los ensayos realizados en ambos, evaluando la respuesta a la fertilización bajo distintas condiciones y densidades de siembra”, dijo Gonzalo Robledo, de la sección Suelo y Nutrición Vegetal de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (eeaoc), durante el taller de Maíz y de Poroto que organizó la entidad.
En maíz, los estudios abarcaron dos campañas (2023/24 y 2024/25). Aunque las condiciones ambientales fueron similares, la 2023/24 se vio fuertemente afectada por la presión del insecto dalbulus maidis, lo que redujo los rindes en más de un 30% respecto de la siguiente. Pese a ello, en ambas campañas se observaron respuestas claras al agregado de nitrógeno (N).
En la campaña 2024/25, los mayores rendimientos se obtuvieron con densidades medias y altas (D2 y D3) y una dosis de 120 kilos por hectárea (kg/ha) de N, con una eficiencia promedio de 27 kg de N por tonelada de grano producido. En 2023/24, los mejores resultados se lograron con D2 y 90 kg/ha de N, con 40 kg de N por tonelada de grano. Robledo subrayó la necesidad de realizar análisis económicos para determinar la rentabilidad de estas prácticas.
Respecto del poroto, se compararon las campañas 2022 y 2025, con diferencias en la cobertura del suelo previa a la siembra: trigo con baja cobertura en 2022 y sorgo con alta cobertura en 2025. Robledo destacó el rol clave de la cobertura en la recarga hídrica del perfil y la importancia de medir la humedad del suelo al momento de sembrar.
En 2022, la respuesta se limitó al agregado de N, posiblemente por baja eficiencia en la fijación biológica del nitrógeno (FBN), sin efecto del fósforo ni de aplicaciones foliares. En 2025, solo la combinación NPS (nitrógeno, fósforo y azufre) mostró diferencias significativas respecto del testigo, sin respuesta al fósforo ni al zinc foliar. Además, no se registraron diferencias en la calidad del grano. En promedio, el cultivo extrajo 31 kg de N y 3,2 kg de P por tonelada de grano.
Robledo concluyó que, tanto en maíz como en poroto, se evidencian respuestas consistentes a la fertilización nitrogenada, aunque se requiere continuar evaluando su impacto y eficiencia, especialmente en poroto, para brindar mayor solidez a las recomendaciones de manejo.




















