Atlético Tucumán ya planifica el 2026 mientras espera cerrar a su técnico. El club necesita refuerzos en todas las líneas, analiza los contratos que vencen y prepara una pretemporada que arrancará el 9 de diciembre.
En Atlético Tucumán urge una victoria que dé respiro. Tres puntos que alivien; que calmen las aguas agitadas que rodean al club y que alejen los fantasmas del descenso. El “Decano” sabe que un triunfo sobre Godoy Cruz este domingo le asegurará la permanencia en la Liga Profesional y le permitirá, por qué no, soñar con un lugar entre los ocho primeros de su zona (lo que significaría un pasaje a la próxima instancia del torneo).
Está claro que el debut de Hugo Colace al mando del equipo no fue el esperado. El DT asumió en un contexto institucional y deportivo caldeado, con poco margen de error. Tuvo menos de una semana de trabajo, tiempo insuficiente para trasladar al plantel profesional el buen rendimiento que venía mostrando en la Reserva. En la derrota 0-3 contra Independiente, Atlético no jugó bien y, lejos de iniciar una nueva etapa, ofreció una versión similar a que los ciclos irregulares de Lucas Pusineri, Facundo Sava y la dupla Sergio Gómez–Favio Orsi ya habían mostrado.
Tal vez el escaso tiempo de preparación condicionó a Colace a abandonar su impronta: el 4-3-3, esquema que tan buenos resultados le había dado durante su mandato en Reserva. Prefirió apostar por una propuesta más conservadora y pragmática: el clásico 4-4-2 de sus antecesores. Con el diario del lunes, la decisión no parece haber sido la más acertada. Atlético flaqueó en todas las líneas, perdió el orden y generó poco juego. La defensa mostró desconcentraciones reiteradas, el mediocampo nunca logró adueñarse de la pelota y la línea ofensiva no consiguió traducir en goles las pocas chances que generó.
Ahora el entrenador deberá rearmar el equipo y tomar decisiones adaptadas no sólo a la urgencia de volver a ganar de local, sino también a las bajas sensibles que sufre el plantel. En el arco, Matías Mansilla seguirá siendo una fija. El arquero de 29 años volvió a mostrarse firme contra Independiente; tapó un penal, desactivó varias jugadas claras de gol y no tendría inconvenientes para volver a calzarse los guantes este domingo.
En la defensa comienzan a aparecer los cambios obligados. Con Maximiliano Villa aún en recuperación por una fascitis plantar, Damián Martínez será el encargado de cubrir el lateral derecho. En la zaga central, Marcelo Ortiz volverá a ser titular, acompañado por Gianluca Ferrari, quien reemplazará al suspendido Clever Ferreira. En el lateral izquierdo, Miguel Brizuela regresará al “11” inicial en lugar de Ignacio Galván, también expulsado en Avellaneda.
De mitad de cancha hacia adelante, Colace recupera soldados importantes, aunque también deberá decidir si mantiene el 4-4-2 o decide volver al 4-3.3, su sistema predilecto. De repetir el esquema, Renzo Tesuri, ya recuperado, volverá al Monumental “José Fierro” tras más de nueve meses de ausencia y ocuparía el carril derecho, en reemplazo del suspendido Kevin Ortiz. Adrián Sánchez se movería desde la banda hacia el centro para formar el eje junto a Kevin López, mientras que Nicolás Laméndola regresará tras cumplir su fecha de suspensión y se ubicará sobre la banda izquierda. En ofensiva, el entrenador deberá definir si acompaña a Leandro Díaz con Mateo Bajamich o Ramiro Ruiz Rodríguez.
¿Qué gana Colace sosteniendo el 4-4-2? En primera instancia, seguridad. En momentos críticos y con tan poco tiempo de preparación, cambiar de esquema en un partido tan importante sería una decisión riesgosa. Con mejores o peores resultados, se trata de un sistema ya conocido por los jugadores. Modificarlo podría generar dudas, desconcentraciones o errores de coordinación propios del proceso de adaptación a una nueva disposición táctica.
Ahora bien, ¿qué pasaría si el entrenador se inclina por sus preferencias futbolísticas y apuesta por un 4-3-3? En principio, sería una decisión mucho menos conservadora: ante un posible bloque bajo de Godoy Cruz, este esquema le permitiría generar amplitud y forzar espacios entre líneas, con extremos que apuesten al uno contra uno y laterales que acompañen en ataque. Eso sí, perdería presencia en el área y un volante en la recuperación.
Colace tiene jugadores para apostar al cambio, especialmente de mitad de cancha hacia adelante. Sánchez podría ubicarse como “5”, con Tesuri y López como interiores. Ruiz Rodríguez y Laméndola podrían ser los extremos explosivos que requiere el sistema, mientras que Díaz se plantaría como referencia de área.
Si se inclina por los referentes, Guillermo Acosta podría adueñarse del mediocampo, adelantar a Sánchez algunos metros y mover a Tesuri hacia un costado. Así, Franco Nicola y Bajamich se posicionan como alternativas.
Lo cierto es que, por el momento, Colace debe tomar decisiones, y trabajar mañana y tarde pensando en la “final” del domingo. El entrenador y sus pupilos sueñan con lograr un triunfo que devuelva algo de tranquilidad a 25 de Mayo y Chile.





















