Las pruebas que debe rendir el Gobierno nacional
La gestión del presidente Milei requiere de apoyos en el Congreso para avanzar con el Presupuesto para 2026 y con las reformas estructurales El economista del IAE, Eduardo Fracchia, plantea los probables escenarios que se presentan al Ejecutivo en lo que resta de este año.
Presupuesto 2026: un test para la gobernabilidad
El presupuesto es el primer test clave para la gobernabilidad que debería estar cerrado en diciembre, dice Eduardo Fracchia, profesor de Economía en IAE Business School. El gobierno plantea en el presupuesto una tasa de crecimiento para 2026 de 5%, una inflación de 10% y un dólar en la zona de $ 1.400 para fines del año próximo. El FMI proyecta una inflación mayor, de 16%, y un crecimiento de 4 %. Como contexto internacional, es de destacar la reciente baja de la tasa de interés de la Fed, el dólar devaluado, ambas cuestiones favorables para países emergentes. Por otra parte, se estima según el Banco Mundial, que el precio de las materias primas disminuirá en 2026 y 2027, en particular el petróleo que irá a la zona de 60 dólares por barril, indica el economista.
Crecimiento: el camino que hay que recorrer
El nivel de actividad continúa estancado con información oficial y privada. “Tenemos dos trimestres contractivos, lo que ya daría como una recesión muy tenue. Para 2026 quedará poco arrastre estadístico a diferencia de este año, cuando fue 4%. Pareciera que el bimestre final continuará con esta tendencia”, indica Fracchia. Para que la economía crezca el año entrante, es clave que aumente el crédito, asociado a la disminución de las tasas de interés que han estado muy altas y volátiles últimamente, con encajes bancarios elevados. Bien encarada la estabilización, la prioridad ahora es el crecimiento, que supone más ingresos y más empleo, puntualiza. A su criterio, la actividad industrial presenta alta capacidad ociosa y los demás sectores económicos, salvo excepciones como energía, están por debajo de sus máximos históricos.
Inflación: el descenso esperado
La inflación puede estar con un 2 por delante en el primer semestre de 2026 para pasar después a la zona de 1. “El descenso de 2% mensual a 0,4% es bien exigente y quedará para alcanzar en 2027 o 2028. La depreciación esperada del dólar va a influir en el aumento de los precios, pero de forma moderada”, señala Fracchia. Es un lugar común que las política monetaria y cambiaria deben ajustarse. El gobierno insiste en no modificar las bandas. Cabe aclarar que la única relevante es la superior. Si el dólar intenta perforarla es probable que el sistema migre a una nueva banda superior y otra posibilidad es la flotación total sin bandas y con intervención discrecional del gobierno, esto es, flotación sucia. En la situación actual, la demanda de divisas es superior a la oferta.
Dólar: hacia un punto de equilibrio
El dólar debe buscar su nivel de equilibrio: $1.500 no es un valor a cuestionar, pero parecería que el dólar va a subir más. Argentina está muy cara en dólares y este ajuste cambiario favorece a un déficit de cuenta corriente más controlado, señala Fracchia. No se sabe si el Tesoro de EEUU seguirá con sus intervenciones. Se suma a la demanda de dólares en el mercado la decisión de comprar reservas que, según el Banco Central, comenzaría en 2026. “El gobierno ha sido muy poco activo en este frente hasta el momento. Lo deseable sería contar con un 10% del PBI en las reservas netas, hoy negativas”, acota el economista. Esta compra de reservas ayudará a bajar el riesgo país. Los otros dos factores que lo mantienen alto son nuestra historia de defaults y el riesgo político de retorno del kirchnerismo al poder. “Puede ser que en el primer semestre de 2026 se llegue a la zona de 450 puntos básicos, lo que supone que se pueda acceder al mercado de capitales del exterior. Esto es clave para encarar los diferentes vencimientos”, estima. La compra de dólares implica vender pesos sin esterilizar. Este proceso de remonetización es necesario. La base monetaria se encuentra en valores bajos, cercanos a 4,5% del PBI, cuando su promedio histórico es cercano a 9%. La política monetaria continúa siendo contractiva como la fiscal; hay que defender el superávit primario en la zona de 1,5 % y, como vimos este año en los reclamos fiscales del Congreso, esta no es una tarea sencilla.
Cepo y privatizaciones: las iniciativas que se vienen
Falta aún completar la liberación total del cepo sin restricciones a las empresas, se ha avanzado poco en privatizaciones y se intenta convertir al Banco Nación en una sociedad anónima. Lo más cercano para privatizar es AySA, centrales eléctricas y la Hidrovía. El gobierno debe dar solución al cierre de la obra pública porque el déficit de infraestructura complica a la competitividad.
Reformas: el debate para bajar impuestos
La reforma tributaria pretende sacar impuestos distorsivos: retenciones, Ingresos Brutos, impuesto al cheque, entre otros. Hay propuestas de ir a un IVA provincial, desdoblado con el IVA nacional. En la reforma laboral, circulan sugerencias por el lado de revisar y sustituir la ultraactividad, establecer salarios por productividad (salarios dinámicos), racionalizar la denominada industria del juicio, un nuevo régimen jubilatorio y una formalización de la relación laboral. La reforma previsional, muy conectada con la laboral, puede ser que quede para otra gestión de gobierno.
Lo que viene: consenso político y orden macro
Finalmente, el gobierno enfrenta su tercer año, que siempre es difícil. Tiene soporte institucional y en la opinión pública, dado el resultado electoral. Hay que mantener la buena relación con Estados Unidos y con el FMI, y evitar errores no forzados (que fueron muchos este año). Fomentar el consenso y el diálogo. La economía retomará una rueda virtuosa de la mano de mayor inversión y productividad, que son las llaves para el crecimiento. El orden macro es condición necesaria pero no suficiente: hay que encarar reformas en la “micro” muy asociadas a la mayor competitividad de las empresas, finaliza Fracchia.





















