Un cuento chino para el artillero

"Ring...Ring..." aseguró que no recibió ninguna oferta para jugar en Oriente.

LA GACETA / FOTO DE ENRIQUE GALINDEZ LA GACETA / FOTO DE ENRIQUE GALINDEZ

Como es una constante cada vez que se abre el libro de pases, el nombre de Gustavo Balvorín figura entre los delanteros más codiciados. Y en esta ocasión, parece que no será la excepción. El miércoles, una luz de alarma se prendió en La Ciudadela, cuando trascendió que "Ring...Ring..." había recibido una oferta para irse a jugar al fútbol chino. Y no era para menos. Si fuera cierta esta versión, San Martín se quedaría sin su máximo goleador y principal carta para intentar el anhelado ascenso a la B Nacional. 

- ¿Qué sabe del tema?
- Fue una noticia que me sorprendió. Nadie habló conmigo, ni con mi representante. Uno siempre se siente complacido de saber que lo tienen en cuenta. Pero la verdad es que por ahora, sólo me quiero enfrascar en el partido del domingo contra Talleres.

- ¿Le interesaría emigrar?
- Cuando a los 17 años abandoné Los Ralos para dedicarme al fútbol, me mentalicé para hacer lo que me hiciera feliz y económicamente me conviniera. Por eso, no quiero hablar sobre hipótesis. Pero repito, cuando en agosto de 2011 acepté venir a San Martín, lo hice con el convencimiento que llegaba a un club que pelearía el ascenso. No quiero irme con las manos vacías y sin haber logrado el objetivo.

- Cuando decidió venir a San Martín también tenía ofrecimientos de clubes de Primera...
- Uno de los desafíos que me faltan cumplir es conseguir algo importante con un equipo de mi provincia. La vida me dio mucho más de lo que esperaba, pero una de las asignaturas pendientes es triunfar en mi terruño. San Martín me estaba dando esa posibilidad y no quería desaprovecharla. En este caso, prioricé un  viejo anhelo antes que la faz económica. Por eso, cuando me ofrecieron renovar el vínculo no lo dude un instante. A esta altura de mi carrera, me puedo dar estos caprichitos.

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- ¿Qué balance hace de estas dos temporadas en el "santo"?
- Siempre fui una persona que cada objetivo que se trazó en la vida, lo encaró con mentalidad positiva. San Martín es un club que se merece estar a otro nivel de competencia. Cuando me fueron a buscar, sabía que el desafío era grande, pero también me ilusionaba la idea de entrar en la historia de este club.

- Un delantero habla con sus goles y en su caso no es la excepción....
- Desde que dejé Los Ralos para probar suerte en esta profesión, sabía que si la pelota pega en el palo y entra al arco, soy el mejor. Pero también, que si la pelota pega en el palo y se va afuera, me tengo que aguantar las críticas. Con esto quiero decir que uno también depende de que, en esos momentos, lo acompañe la suerte. Hay que saber encontrar el lugar apropiado en el área adversaria para aprovechar alguna pelota que se aproxime a esa zona. Hay que saber estar en el momento justo y en el lugar adecuado. Hoy puedo decir que la pelota está conmigo, porque estoy convirtiendo y pienso aprovechar al máximo este presente.

- ¿Existe un secreto especial en el puesto del delantero?
- En el fútbol está todo inventado. En lo que se refiere a mi puesto, uno tiene que cargarse de paciencia para aprovechar cuando te llegue el momento de convertir. Esto te obliga a jugar los 90 minutos con una concentración única. Muchas veces en un partido podés tener dos o tres chances y estás obligado a que por lo menos una la cambies por gol. Esto te puede llegar a convertir en héroe o en villano, según el final de la jugada. Eso es lo que tiene de especial ser un delantero.

- ¿Cómo hacés para mantener esa concentración?
- Es algo que uno trae desde la cuna. En el puesto hay cosas que las podés pulir con el correr de los años, pero es indudable que hay atributos que te pertenecen desde los genes. Los años te enseñan que la posibilidad esperada puede llegarte en el primer minuto o en el último del partido. Allí tiene que salir a relucir ese fuego sagrado que uno tiene y que hace especiales a los delanteros.

- Cuando el gol llega temprano ¿te conformás con esa cosecha?
- Para nada... un goleador nunca debe sentirse satisfecho. Al contrario, tiene que servirte como un incentivo para salir en busca de otra conquista, que pueda darle al equipo la tranquilidad necesaria para cerrar un encuentro. En lo personal, siempre fui un delantero con mucha personalidad, que se agranda en las paradas complicadas y que le gusta redoblar los desafíos.

- ¿Sentís que te falta cumplir algún objetivo en el fútbol?

- Dentro mío siento el convencimiento que el fútbol tiene reservado algo importante para mí. Como así también, que yo puedo aportar lo mío. Dios quiera que sea el ascenso con San Martín.

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