Pasaporte biológico: para desbaratar el club de los tramposos

Pasaporte biológico: para desbaratar el club de los tramposos
"Yo no inventé la cultura del dopaje, pero tampoco hice nada para detenerla". Las palabras de Lance Armstrong sentado en una de las coquetas salas de su rancho en Texas lo condenaron a ser el más malo del club de los tramposos. Sin embargo dejó en claro con sus palabras que la membresía máxima que él se ganó, bien la podrían tener varios de los socios del indeseable círculo deportivo, y no sólo serían ciclistas.

El avanzado sistema de dopaje que Armstrong comandó, acompañado por médicos y compañeros de equipo, alertó a todas las federaciones deportivas. Nadie quiere que su disciplina sea tomado como ejemplo, en este sentido. Eso es lo que sucede desde hace años. Y será lo que, por varios más, deberá soportar el ciclismo.

La historia de Armstrong era maravillosa: un ser humano que estuvo al borde de la muerte y después ganó siete veces la carrera de bicicletas más dura del planeta. Ahora, con los títulos lapidarios ya puestos en todos los medios de comunicación, el relato con apartados épicos, puede sonar extraño, por lo menos, y levantar sospechas.

Con su confesión, Armstrong elevó más aún el grado ejemplificador del ciclismo. Mirar lo que el deporte de las bicicletas, nucleado en la Unión Ciclista Internacional (UCI), viene haciendo para sancionar y excluir a los tramposos parece que es bien visto. "Pasaporte biológico", dos palabras que empezaron a escucharse más seguido, son "marca registrada" de la UCI.

El organismo implementó un sistema que mediante los perfiles hematológicos, esteroideo y endocrinológico realizados desde las muestras de orina y sangre de los atletas, se elabora un informe médico. Esta especie de monitoreo endógeno del ciclista permite registrar los cambios bruscos, por ende sospechosos para la UCI, del cuerpo y, de ser así, activar el protocolo de investigación al que será sometido el deportista.

En general, el pasaporte biológico no es un indicador directo de uso de sustancias prohibidas, pero sí indirecto, ya que advierte el cambio que se genera gradualmente si una sustancia prohibida ingresó al organismo. Para comprender mejor, un buen ejemplo es el primer atleta que fue suspendido por las alteraciones en su pasaporte. El fondista portugués Helder Ornelas purga una sanción de cuatro años que se anunció en 2012, pero por muestras sanguíneas extraídas entre diciembre de 2009 y noviembre de 2010. La sospecha sobre Ornelas surgió en mayo de 2011, según publicó el diario español Marca, por lo que se activó el protocolo de investigación.

La implementación del pasaporte no implica la supresión de los controles en competencias, sino que es una prueba más que puede, incluso, realizarse en períodos de descanso o pretemporadas. Más que un resultado, el pasaporte biológico busca un efecto: disuadir a los deportistas a no formar parte del club de los tramposos.

Se puede ser campeón sin doping
Emmanuel Lucenti - Yudoca olímpico


Mi primer control fue en 2000, en EE.UU. Hasta ahora, estimo que tengo hechos entre 20 y 30. Algunos fueron sorpresa en Buenos Aires; esos eran internos, no de la WadaA (N.d.R.: siglas en inglés de la Asociación Mundial Antidopaje). Por ejemplo, el año pasado me hicieron uno, 10 días antes de los Juegos Olímpicos. El control fue sanguíneo a mitad de semana, cerca del mediodía. Cuando competí en los Juegos me hicieron otro control, pero de orina después de finalizar mi participación. Quienes hacen el control tienen que verlo orinando dentro del tarrito. Eso es algo que cambió con el tiempo porque se comentaba mucho que, como no los veían, hacían trampa. A mí me puso contento cuando le quitaron todos los títulos a Armstrong porque yo estoy del otro lado: no hago trampa. Creo que carece de ética el que lo hace solo por medallas, considero que hasta donde Dios te ha dado está bien. No tenemos que ir en contra de la naturaleza porque sí se puede llegar a ser campeón sin doping. Sino vean a este tucumano que está haciendo frente a todo, con puro corazón, y creo que he demostrado que pude hacerle frente a los mejores del mundo, como lo hice en 2012.

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