Usá el enojo para resolver cosas, no para destruir

Si aprendés a conocer de qué están hechas tus emociones, estas se convierten en aliadas para mejorar tu conducta

Bien se podría reemplazar la conocida frase bíblica por esta: "el que esté libre de enojarse que arroje la primera piedra". Nunca faltan motivos para sentirnos fastidiados y con bronca. Pero, ¿nos hace bien?

La coach de conciencia María del Carmen Vega trata de despejar este interrogante y plantea que enojarse no está del todo mal, que el problema -como casi siempre- son los excesos.

El médico psicoterapeuta argentino Norberto Levy, autor de muchos libros sobre la importancia de las emociones y creador del método de autoasistencia psicológica, sostiene: "El enojo es, en esencia, un incremento de energía que está destinado a aumentar nuestros recursos para resolver el problema que nos produce enojo. Sin embargo, al no saber cómo canalizarlo, termina convirtiéndose en un factor que daña aún más las situación que enfrentamos. Por esta razón es de fundamental importancia conocer de qué está hecha esta emoción y aprender a transformar el enojo que destruye en enojo que resuelve"

"El enojo es una emoción, y como tal nos predispone a la acción; trae consigo información que facilita nuestra adaptación al medio ambiente -explica María del Carmen-. El enojo nos indica que algo nos está molestando y eso nos motiva a solucionarlo. Es como decir que ocurrió algo que no debía haber sucedido, que se ha transgredido un límite o un estándar". Hasta ahí no hay ningún inconveniente.

"El problema surge cuando se convierte en un hábito que cobra gran intensidad y no podemos manejarlo", advierte María del Carmen. Esto ocurre cuando el enojo se expresa de una manera inadecuada. En estos casos explotamos sin medir las consecuencias. O lo utilizamos para poder controlar a los demás. O bien, la emoción del enojo nos controla y nos lleva a lastimar emocional o físicamente a otras personas.

No estoy cautivo

La profesional destaca que es importante poder hablar del enojo como algo que me sucede (estoy enojado) y no como algo en lo que estoy cautivo (el enojo me puede), y pedir ayuda para cultivar la salud emocional, pilar importante del bienestar.

"Desde el coaching postulamos que los seres humanos somos una coherencia de tres dominios: cuerpo, emoción y lenguaje, y que todo 'aprendizaje transformacional' es un reajuste de estos dominios constitutivos de la persona. Según este punto de vista, podemos intervenir desde el lenguaje y desde la corporalidad para modificar la emoción", propone María del Carmen.

Prácticas que ayudan

¿Cómo se logra eso? Muy simple. Desde el lenguaje se pueden realizar preguntas que facilitan la reflexión: ¿Cuál fue la situación? ¿Qué te enoja de ella? ¿Cómo te afecta lo que sucedió en tu pareja/familia/trabajo/? ¿Cuál fue el límite que resultó quebrado? ¿Qué evidencias o datos fundamentan tu opinión? ¿Cómo podrías expresar productivamente tu enojo? ¿Qué tendría que ocurrir para que recuperes tu estado de paz? ¿Qué acciones podrías asumir responsablemente para lograrlo?

La coach propone responder por escrito estas preguntas, con mucha sinceridad y sin temores ya que nadie más tiene que leer las respuestas.

A través del cuerpo, en tanto, se puede modificar la emoción con la práctica regular de actividades como ejercicios de relajación, meditación y técnicas de respiración.

Aspectos que influyen

1 - Lo que sentimos por la situación que estamos viviendo, por los otros protagonistas y por nosotros.

2 - Lo que pensamos de lo que está sucediendo, de otras personas y de nosotros mismos. 

3 - Lo que hacemos. Es la conducta que asumimos y que es el resultado de los dos aspectos anteriores.

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Ejemplo práctico

Cuándo: lunes 30 de abril de 2013, a las 7.50

Dónde: en el auto, esquina de Marcos Paz y Junín

Quién: una mujer con un niño con delantal de preescolar

Qué: se pone el semáforo en verde para mí, y la mujer cruza apresuradamente.

Pensamientos: ¡Irresponsable, has puesto en riesgo tu vida y la del niño!

Emociones: enojo y agresividad

Comportamiento: bocinazo, bajo el vidrio e insulto a la mujer.

Contestá las siguientes preguntas:

¿Por qué me enojé?

¿Por qué creo que pasó eso?

¿Qué hizo la otra persona?

¿Por qué creo que lo hizo?

¿Por qué creo que lo hizo para molestarme?

¿Qué pienso de esa persona?

¿Qué pienso de mí?

Escribí todo lo que surja, sin analizarlo. Una vez terminado, revisá cada pensamiento y preguntate:

Si pienso así, ¿cómo me siento?

Si hacés esta práctica cada vez que te enojás, poco a poco vas a poder identificar el tipo de pensamiento que te hace enojar y vas a poder cambiarlo o eliminarlo.

Fuente: María del Carmen Vega

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