La reglamentación de la ley de fertilización es clave para que sea inclusiva

ONG que lucharon por la ley quieren ser recibidas por las autoridades.

La reglamentación de la ley de fertilización es clave para que sea inclusiva
12 Junio 2013
La Ley de Fertilización asistida cumple hoy una semana. Silenciados los aplausos y los gritos de alegría, secadas las lágrimas de emoción, es el momento de explicar qué pasará de ahora en más. Porque, a no negarlo, se ha dado un enorme paso, pero la sugerencia es que no te ilusiones con que todo está listo.

"Es una maravillosa noticia", resaltó Sergio Mirkin, médico especialista en fertilidad, y destacó que, en su opinión, el rasgo más importante de la norma es su universalidad. "Que no haya restricciones de estado civil, ni de orientación sexual; que el Estado deba garantizar el tratamiento a quienes no tienen obra social es muy importante, pero todavía hay que esperar antes de festejar demasiado", añadió Mirkin, miembro de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva. Por un lado, porque dentro mismo de la norma hay cuestiones que no están resueltas. Por el otro, porque aún hay que esperar que se cumplan muchos plazos legales.

La vigencia

Para que la ley pueda ser aplicada debe ser reglamentada por el Ministerio de Salud de la Nación, previa promulgación por el Ejecutivo Nacional y publicación en el Boletín Oficial de la Nación, aclaró Beatriz Ávila, presidenta de la Comisión de Salud de la Legislatura provincial. Pero tampoco así la cuestión es automática: una vez que ello ocurra, Tucumán debe adherirse a la norma; recién entonces las obras sociales no nacionales (escasas, en proporción) y la Provincia estarán obligadas a cumplir la ley.

Ávila destacó la voluntad política de acortar al máximo los plazos que dependan de la Legislatura, pero sabe que los tiempos no suelen ser vertiginosos. "Hay tiempos legales, además de los funcionales. Recién una vez que el Ejecutivo Nacional termine sus trámites se podrá presentar el proyecto de adhesión, y entonces corren una serie de plazos para los informes correspondientes y para los debates. No puedo decir cuánto tiempo insumirá, pero aún falta un tramo del camino por recorrer", reconoció. Mientras tanto, sí tendrán la obligación de cubrir el tratamiento las obras sociales nacionales.

Ellas conocen exactamente lo que esto significa; lo vivieron, literalmente, en cuerpo propio.

Ambas "militaron" (y lo siguen haciendo), en "Sumate a dar vida", una de las ONG que luchó con ahínco para que se sancionara la ley. Por lo demás, las historias de Natalia Lisi y Mabel Orso difieren: Natalia ya tiene 39, y a pesar de lo costoso del tratamiento, pudo intentar nueve veces hasta que nacieron sus mellizos. "Recibí mucha ayuda económica, incluso de mi doctora, Natalia Vip, que llegó a renunciar a sus honorarios, y no dejó de alentarme. Pero lo cierto es que cada vez que fracasaba un procedimiento, era desgarrador. Cuando la ley esté en vigencia, saber que la obra social las respalda descomprimirá el alma de las que buscan ser mamás... y seguro que eso ayudará también al resultado", reflexionó

Mabel tuvo ("porque Dios es grande") un varón hace 8 años, después de perder tres embarazos muy avanzados. "Me diagnosticaron trombofilia, que es lo que 'mató' a mis bebés y está relacionada con la infertilidad. Además, tengo una suerte de menopausia precoz, así que la única manera de tener otro hijo es mediante la fertilización asistida. Necesitamos que Tucumán se adhiera a la ley con urgencia", cuenta Mabel.

La letra chica

Natalia está preocupada por cómo se aplicará la ley en detalle, esa "letra chica" que deja claros el quién, el dónde, el cuándo y el cómo, y que dependerá de la reglamentación.

"Por ejemplo, es importantísimo que se incluya la criopreservación, es decir, que cuando se obtienen embriones sanos estos puedan guardarse. Si no, cada vez que un intento fracasa hay que comenzar todo de cero", advirtió.

"De la reglamentación dependen muchas cosas; a veces se corre el riesgo de que se sancione una ley que termina no cumpliéndose, por lo restrictivo de la reglamentación: ¿se establecerán límites a la edad, al número de intentos? Si esos límites son muchos y variados, se pone en riesgo la verdadera universalidad de la ley", señaló por su parte Mirkin.

Cuestiones "espinosas"

Otro tema que Mirkin considera complejo es la acreditación de los centros que realizarán los tratamientos.

"¿Quiénes serán los responsables de esas acreditaciones? No es una cuestión menor: si los centros no están debidamente equipados y el personal no ha sido estrictamente capacitado, es probable que el tratamiento fracase. Pasó en la provincia de Buenos Aires: las tasas de éxito fueron bajísimas, entre otras razones porque se intentaba bajar los costos. Deben cumplirse los protocolos establecidos, hay en juego cuestiones éticas...", destacó.

"Sabemos mejor que nadie lo que hace falta"

Natalia Lisi empezó joven. Se casó "chica", cuenta, y a los 32 ya había hecho todo lo "naturalmente" posible para ser madre. Fue necesario intentar varias veces la fertilización asistida Lo logró a los 36. Y tiene un par de mellizos que le iluminan la vida.

"Pero no ocurre así en la mayoría de los casos. Está probado que las mujeres buscan ser madres un poco más grandes, y tenemos miedo de que cuando reglamenten de la ley discriminen a quienes, por ejemplo, tengan más de 40 años", advirtió Natalia, activa luchadora de "Sumate a dar vida". "Queremos que en estos poco menos de 90 días que quedan legalmente para reglamentar la ley se incluya entre los expertos a las ONG que luchamos para lograr la ley. Nosotros sabemos mejor que nadie lo que hace falta, y no hemos logrado que el ministro nos reciba", reclamó. Mabel Orso, de la misma ONG, sueña con su segundo hijo mientras espera que la ley entre en vigencia y piensa en el largo plazo: "no sólo nos preocupa nuestro sueño. Luchamos para que en el futuro la infertilidad deje de ser una condena. Estamos abriendo camino", dice esperanzada.

A nivel nacional esta nueva instancia de lucha está instalada: según consigna diario Perfil, María Teresa Bravo, directiva de "Sumate...", y Guillermina Pieroini, de "Concebir" detallaron algunos de los puntos que consideran claves: el límite debe rondar los 50 y no haber tiempo de espera (cuanto antes se empiece, hay más chances de éxito); incluir las menores de 35 que han intentado un año sin éxito; que se incluya los tratamientos actuales y los que pueden surgir; la cobertura del 100% de los medicamentos, entre otros.

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