17 Junio 2013
SE TIENE FE. Muro quiere aportar lo suyo, que son goles, en el duelo de hoy.
Cinco minutos pide. Con eso le alcanza al menos para firmar medio sueño y hacerse conocido. "Tiene pasta Carlos Muro", se vende para lo que viene el delantero, desconocido por la mayoría de los hinchas de Atlético, pero quizás hoy, después del partido contra Douglas, si es que Ricardo Rodríguez le da la chance, su historia puede cambiar. Atrás podrían quedar años de esfuerzo fuera de las canchas.
Muro corre detrás de la pelota como tantos otros chicos de las inferiores. Su vida no fue sencilla. "Tampoco complicada", asegura el hombre, que decidió aportar lo suyo desde niño. "Mi viejo trabajaba, no hacía falta que yo lo haga, pero es mejor aportar un granito de arena a la familia. Siempre que pude, ayudé en mi casa", cuenta el nacido en Acheral, cuyas profesiones variaron a lo largo de su vida.
Fue recolector de verduras en un campo. "Era chico y no me daban dinero. Yo, igual estaba chocho, porque todos los días le llevaba la verdura fresca a mi mamá", ríe Carlos, que, además de hacer goles en las categorías bajas del "decano" también tuvo un paso por Lanús. "Estuve un año allá. Pasé la prueba y quedé. Pedí en su momento si me podían dar un departamento para vivir, me lo negaron y decidí volverme", lamenta la trifulca el punta, que debió hacer de juez y parte de parejas a las cuales no conocía.
"Eso pasó cuando trabajé en un hotel alojamiento. Me encargaba de la limpieza y a veces de la seguridad. Era un lindo hotel, importante. Hubo noches en que algunas parejas llegaban discutiendo, entonces, yo era el que les pedía que se tranquilizaran, que estén en paz", rememora uno de los suplentes de "RR", quien cumplía el turno de la medianoche hasta las 6 AM. "Después, a entrenarme". Muro insiste que el sacrificio es su mejor amigo. La suerte puede que también lo sea.
"Cuando se dio lo de Atlético, fue de pura casualidad. Yo no tenía ganas de ir a los tests (hubo una prueba en Ñuñorco). No tenía botines. Mi viejo me convenció. Fui y quedé. Estuve dos años allí, después pasé a Lanús, regresé a Amalia, pasé por Atlético General Güemes y por último retorné a Atlético, que era dueño de mi pase. Al principio no quería volver. Es que era como empezar a remar de cero. Por suerte, acá estoy". Su decisión, en este caso, le salió perfecta.
Admirador de "Pulguita", Muro espera con ansias el duelo en Pergamino. Él junto a otros seis compañeros, serán los máximos fans del equipo que intentará quedarse con los tres puntos. Entonces, repite. "Ojalá el técnico permita jugar cinco minutos al menos. Con eso cumpliría parte de mi sueño. La otra mitad se dará cuando pueda afirmarme en Primera", concluye.
Muro corre detrás de la pelota como tantos otros chicos de las inferiores. Su vida no fue sencilla. "Tampoco complicada", asegura el hombre, que decidió aportar lo suyo desde niño. "Mi viejo trabajaba, no hacía falta que yo lo haga, pero es mejor aportar un granito de arena a la familia. Siempre que pude, ayudé en mi casa", cuenta el nacido en Acheral, cuyas profesiones variaron a lo largo de su vida.
Fue recolector de verduras en un campo. "Era chico y no me daban dinero. Yo, igual estaba chocho, porque todos los días le llevaba la verdura fresca a mi mamá", ríe Carlos, que, además de hacer goles en las categorías bajas del "decano" también tuvo un paso por Lanús. "Estuve un año allá. Pasé la prueba y quedé. Pedí en su momento si me podían dar un departamento para vivir, me lo negaron y decidí volverme", lamenta la trifulca el punta, que debió hacer de juez y parte de parejas a las cuales no conocía.
"Eso pasó cuando trabajé en un hotel alojamiento. Me encargaba de la limpieza y a veces de la seguridad. Era un lindo hotel, importante. Hubo noches en que algunas parejas llegaban discutiendo, entonces, yo era el que les pedía que se tranquilizaran, que estén en paz", rememora uno de los suplentes de "RR", quien cumplía el turno de la medianoche hasta las 6 AM. "Después, a entrenarme". Muro insiste que el sacrificio es su mejor amigo. La suerte puede que también lo sea.
"Cuando se dio lo de Atlético, fue de pura casualidad. Yo no tenía ganas de ir a los tests (hubo una prueba en Ñuñorco). No tenía botines. Mi viejo me convenció. Fui y quedé. Estuve dos años allí, después pasé a Lanús, regresé a Amalia, pasé por Atlético General Güemes y por último retorné a Atlético, que era dueño de mi pase. Al principio no quería volver. Es que era como empezar a remar de cero. Por suerte, acá estoy". Su decisión, en este caso, le salió perfecta.
Admirador de "Pulguita", Muro espera con ansias el duelo en Pergamino. Él junto a otros seis compañeros, serán los máximos fans del equipo que intentará quedarse con los tres puntos. Entonces, repite. "Ojalá el técnico permita jugar cinco minutos al menos. Con eso cumpliría parte de mi sueño. La otra mitad se dará cuando pueda afirmarme en Primera", concluye.