Por Gustavo Frías Silva
21 Junio 2013
Ya pasaron un par de meses del inicio de una nueva campaña citrícola en Tucumán, y los productores citrícolas apuntan todos los esfuerzos en lograr fortalecer los mercados actuales que se tienen, y para que sean afianzadas, aún más, todas las normativas de sanidad y calidad que se adoptaron. Pero el real esfuerzo para el futuro inmediato es cuidar la actividad de la llegada de la peligrosa enfermedad HLB.
Esta actividad agroindustrial es la segunda, en lo que respeta a movimientos económicos que forma parte del PBI provincial, por lo que mantenerlo en su lugar, y si se puede hacerlo crecer, es una necesidad permanente y debe ser una cuestión de Estado.
Hoy la citricultura argentina, y por supuesto nuestra región y provincia, se ven amenazadas por el HLB que viene haciendo estragos en las plantaciones citrícolas de diferentes regiones del mundo, muchas cercanas como lo es el caso de Brasil. Preocupa mucho que el vector ya esté presente en algunas provincias, pero por suerte en Tucumán no tenemos al insecto vector (Diaphorina citri) todavía entre nosotros, ni tampoco a la bacteria causal de la enfermedad (Candidatus Liberibacter spp.).
El HLB es, hasta hoy, como sabemos, una enfermedad mortal y todavía incurable para la planta cítrica afectada. En Tucumán, eso significa que más de 10 millones de plantas cítricas se hallan en peligro. Todos los sectores involucrados deben tener presente su peligrosidad y estar atentos.
Gobierno (nacional y provincial), sector productivo, asociaciones e instituciones científicas, directamente involucrados en la atención del problema, están lanzados a encontrar soluciones definitivas en cuanto a las paliativas y, hoy sobre todo, a las medidas preventivas que se puedan identificar y desarrollar, para fortalecer la defensa de nuestra actividad citrícola. Tucumán es una de las privilegiadas, y decimos esto ya que según una información publicada en una edición anterior de LA GACETA Rural, a mediados de mayo de 2013, la Eeaoc afirmaba que debemos preservar la excepcional situación de Tucumán respecto al HLB. Ya que estamos calificados como Zona 1, es decir, ausencia del vector y la bacteria. Esto nos diferencia del resto de las zonas productoras del país, ya que Salta, Jujuy y gran parte del Litoral están en Zona 2 -con presencia del vector-; y en el caso concreto de Misiones, hay un sector de Zona 3, con presencia de vector y bacteria, y una Zona 4 (Departamento General Belgrano) de contingencia, donde se detectaron plantas infectadas, ya erradicadas. Esto muestra que es primordial mantener Tucumán en el status de Zona 1. Por ello, los esfuerzos a realizar deben ser aún mayores.
No es redundante poder afirmar que todos los factores que componen esta actividad agroindustrial deben trabajar mancomunadamente, para evitar el ingreso de esta temible enfermedad. Para ello, debemos evitar el ingreso y movimientos a través de las fronteras nacionales, regionales y provinciales de cualquier material vegetativo, como plantas, ramas, frutos cítricos o de otra especie, que sean hospederos o estén vinculados a esta peligrosa enfermedad, como así materiales de empaque, vehículos o herramientas de cosecha que puedan tener la enfermedad o la presencia de su insecto vector.
Tareas a intensificar
Por supuesto, se deben reforzar los controles en los pasos de frontera, pero sobre todo aquellas que limitan nuestra provincia para mantener nuestro status. Para ello, sólo debe afianzarse la campaña de concientización que actualmente se realiza en el país, pero debe llegar a todos por igual. Incluso, que la gente común conozca qué es lo que no debe ingresar por las fronteras a la región o a la provincia.
Es necesario que la población se informe, primero, sobre las consecuencias que puede originar la enfermedad en la economía nacional, por lo que se debe sensibilizar, difundir y concientizar sobre su impacto.
Hacemos, por tanto, un nuevo llamado a la conciencia de todos los ciudadanos -vinculados o no a la producción citrícola- para que adopten extremas precauciones en el sentido de no traer materiales (frutas y plantas) de otras regiones. Debe afianzarse la generación de propagandas radiales y gráficas en todas las regiones productoras, con fuertes mensajes sobre las características de la enfermedad y de su vector, como de las drásticas consecuencias que provoca en las plantas cítricas. Debe insistirse con la entrega de folleterías en los accesos camineros y en terminales de ómnibus y aeropuertos sobre los mismos aditamentos. Se debe seguir sumando a las escuelas públicas y privadas, hospitales, lugares de reunión masivos para que la generación de conciencia llegue a todos. No debemos bajar nunca los brazos, y en esto todos tenemos una cuota de responsabilidad, para evitar que el HLB se presente y por ende, sus graves consecuencias.
Esta actividad agroindustrial es la segunda, en lo que respeta a movimientos económicos que forma parte del PBI provincial, por lo que mantenerlo en su lugar, y si se puede hacerlo crecer, es una necesidad permanente y debe ser una cuestión de Estado.
Hoy la citricultura argentina, y por supuesto nuestra región y provincia, se ven amenazadas por el HLB que viene haciendo estragos en las plantaciones citrícolas de diferentes regiones del mundo, muchas cercanas como lo es el caso de Brasil. Preocupa mucho que el vector ya esté presente en algunas provincias, pero por suerte en Tucumán no tenemos al insecto vector (Diaphorina citri) todavía entre nosotros, ni tampoco a la bacteria causal de la enfermedad (Candidatus Liberibacter spp.).
El HLB es, hasta hoy, como sabemos, una enfermedad mortal y todavía incurable para la planta cítrica afectada. En Tucumán, eso significa que más de 10 millones de plantas cítricas se hallan en peligro. Todos los sectores involucrados deben tener presente su peligrosidad y estar atentos.
Gobierno (nacional y provincial), sector productivo, asociaciones e instituciones científicas, directamente involucrados en la atención del problema, están lanzados a encontrar soluciones definitivas en cuanto a las paliativas y, hoy sobre todo, a las medidas preventivas que se puedan identificar y desarrollar, para fortalecer la defensa de nuestra actividad citrícola. Tucumán es una de las privilegiadas, y decimos esto ya que según una información publicada en una edición anterior de LA GACETA Rural, a mediados de mayo de 2013, la Eeaoc afirmaba que debemos preservar la excepcional situación de Tucumán respecto al HLB. Ya que estamos calificados como Zona 1, es decir, ausencia del vector y la bacteria. Esto nos diferencia del resto de las zonas productoras del país, ya que Salta, Jujuy y gran parte del Litoral están en Zona 2 -con presencia del vector-; y en el caso concreto de Misiones, hay un sector de Zona 3, con presencia de vector y bacteria, y una Zona 4 (Departamento General Belgrano) de contingencia, donde se detectaron plantas infectadas, ya erradicadas. Esto muestra que es primordial mantener Tucumán en el status de Zona 1. Por ello, los esfuerzos a realizar deben ser aún mayores.
No es redundante poder afirmar que todos los factores que componen esta actividad agroindustrial deben trabajar mancomunadamente, para evitar el ingreso de esta temible enfermedad. Para ello, debemos evitar el ingreso y movimientos a través de las fronteras nacionales, regionales y provinciales de cualquier material vegetativo, como plantas, ramas, frutos cítricos o de otra especie, que sean hospederos o estén vinculados a esta peligrosa enfermedad, como así materiales de empaque, vehículos o herramientas de cosecha que puedan tener la enfermedad o la presencia de su insecto vector.
Tareas a intensificar
Por supuesto, se deben reforzar los controles en los pasos de frontera, pero sobre todo aquellas que limitan nuestra provincia para mantener nuestro status. Para ello, sólo debe afianzarse la campaña de concientización que actualmente se realiza en el país, pero debe llegar a todos por igual. Incluso, que la gente común conozca qué es lo que no debe ingresar por las fronteras a la región o a la provincia.
Es necesario que la población se informe, primero, sobre las consecuencias que puede originar la enfermedad en la economía nacional, por lo que se debe sensibilizar, difundir y concientizar sobre su impacto.
Hacemos, por tanto, un nuevo llamado a la conciencia de todos los ciudadanos -vinculados o no a la producción citrícola- para que adopten extremas precauciones en el sentido de no traer materiales (frutas y plantas) de otras regiones. Debe afianzarse la generación de propagandas radiales y gráficas en todas las regiones productoras, con fuertes mensajes sobre las características de la enfermedad y de su vector, como de las drásticas consecuencias que provoca en las plantas cítricas. Debe insistirse con la entrega de folleterías en los accesos camineros y en terminales de ómnibus y aeropuertos sobre los mismos aditamentos. Se debe seguir sumando a las escuelas públicas y privadas, hospitales, lugares de reunión masivos para que la generación de conciencia llegue a todos. No debemos bajar nunca los brazos, y en esto todos tenemos una cuota de responsabilidad, para evitar que el HLB se presente y por ende, sus graves consecuencias.
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