27 Enero 2014
Cuestión de causa y efecto. Segundos después de que Matías Carabajal abriera el clásico en La Ciudadela con un golazo al ángulo, en la tribuna central baja de San Martín se armó un tumulto. Y todo por culpa de un visitante que gritó desde uno de los palcos el gol de “Moro”.
La cosa, por suerte, no pasó a mayores, como sí pudo haber sucedido con el proyectil que impactó en la cabeza de Diego Erroz. Voló desde la misma tribuna donde en el primer tiempo los hinchas habían reaccionado por el festejo “decano”.
El técnico tuvo que ser asistido y retirado de la cancha. Lo hizo por sus propios medios, sin necesidad de retirarse en camilla.
"Está bien, le pegaron en la cabeza pero sólo fue un raspón importante, nada más", sostuvieron desde la delegación de 25 de Mayo y Chile.
Erroz, asistencia mediante en el vestuario, no regresó a la cancha. Su lugar fue ocupado por su ayudante de campo número uno, Luciano Precone.
Después de un inicio caldeado, el final del partido fue en paz, aunque con algo de decepción por parte de los locales, que no pudieron vencer al rival de toda la vida.
La cosa, por suerte, no pasó a mayores, como sí pudo haber sucedido con el proyectil que impactó en la cabeza de Diego Erroz. Voló desde la misma tribuna donde en el primer tiempo los hinchas habían reaccionado por el festejo “decano”.
El técnico tuvo que ser asistido y retirado de la cancha. Lo hizo por sus propios medios, sin necesidad de retirarse en camilla.
"Está bien, le pegaron en la cabeza pero sólo fue un raspón importante, nada más", sostuvieron desde la delegación de 25 de Mayo y Chile.
Erroz, asistencia mediante en el vestuario, no regresó a la cancha. Su lugar fue ocupado por su ayudante de campo número uno, Luciano Precone.
Después de un inicio caldeado, el final del partido fue en paz, aunque con algo de decepción por parte de los locales, que no pudieron vencer al rival de toda la vida.
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