Los límites de las agencias de espionaje y de antiterrorismo

Mark Hosenball | Columnista de la agencia Reuters

11 Enero 2015
Los ataques perpetrados esta semana en Francia por islamistas armados ponen de relieve los límites de las agencias antiterroristas y de espionaje, que a menudo tienen información sobre sospechosos con antelación, pero sólo son capaces de encajar todas las piezas después de que se produce el derramamiento de sangre.

Desde el 11-S en EEUU y a través de una serie de atentados en Europa y otras partes del mundo, los responsables de inteligencia y seguridad de EEUU y Europa dicen que el problema clave consiste en extraer conexiones de una inmensa cantidad de datos.

“Cuando algo sale mal, una de las primeras cosas que haces es comprobar las bases de datos”, dijo el general retirado Michael Hayden, ex director de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU. “Siempre encuentras algo, es inevitable”. Bruce Riedel, ex principal analista de la CIA, agregó: “el problema para la inteligencia y los servicios de seguridad franceses es que hay tantos ciudadanos galos que han ido a Siria, Irak u otros lugares a hacer la yihad que cuando vuelven a casa es imposible vigilarlos a todos las 24 horas. Si no vulneras ninguna ley, los servicios de inteligencia en el mundo democrático no pueden detenerte o seguirte constantemente sólo porque eres un fanático yihadista. La inteligencia no va a predecir cuando un fanático pasa de tener un pensamiento radical a ser un terrorista en la mayoría de los casos”, insistió Riedel.

Las agencias de espionaje francesa y estadounidense calificaron a Said y Cherif Kouachi, los hermanos que atacaron el semanario satírico Charlie Hebdo que fueron abatidos el viernes, como sospechosos de terrorismo con alta prioridad. Sus nombres fueron incluidos en TIDE, una base de datos clasificada de 1,2 millones de individuos que Estados Unidos considera sospechosos de terrorismo y en una lista más reducida que les impedía volar a EEUU. Fueron denominados objetivos de alta prioridad de vigilancia después de que Cherif estuviera implicado en un grupo que reclutaba combatientes franceses para Al Qaeda en Irak, y de que Said fuera a entrenarse con Al Qaeda en Yemen en 2011.

Pero los expertos dijeron que las autoridades francesas redujeron su vigilancia sobre los Kouachi cuando éstos actuaron con discreción durante los últimos años. Y aseguraron que después de que Said volviera de Yemen, los Kouachi parecían haber evitado conscientemente el contacto con otros porque sabían que estaban bajo vigilancia. También dijeron que esto sugiere que podrían haber estado planeando el ataque durante años.

Responsables de seguridad europeos y estadounidenses dicen que las fuerzas de la ley y las agencias de espionaje tienen que priorizar a qué sospechosos vigilar de cerca debido al enorme número de sospechosos potenciales, y a que dicho seguimiento requiere considerables recursos humanos. Las agencias tienen que asignar hasta 30 empleados al día para vigilar a un sólo sospechoso y seguir a cualquier contacto sospechoso que él o ella pueda tener. El reto se ha complicado con los miles de extranjeros que se han unido a grupos islamistas con sede en Siria como el ISIS y Al Nusra, muchos de los cuales vuelven ahora a casa con experiencia en el campo de batalla. Las investigaciones tras ataques perpetrados o frustrados muestran de forma habitual cómo las agencias de espionaje habían recabado información que podría haber indicado que los sospechosos suponían una amenaza inminente si se hubieran conectado apropiadamente los datos.

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