Concepción terminó bailando bajo la lluvia

Toda la ciudad se vistió de fiesta por un ascenso que se hizo desear más de lo esperado.

QUE NO PARE LA FIESTA. Luego del recorrido por el centro, muchos hinchas se concentraron en la Estatua de la Libertad. QUE NO PARE LA FIESTA. Luego del recorrido por el centro, muchos hinchas se concentraron en la Estatua de la Libertad.
16 Febrero 2015

No importó la lluvia. Y a quién puede importarle que caiga un poco de agua cuando lo que se festeja es un ascenso por el que toda una ciudad estuvo sufriendo pegada a la grada, a la reja o a la radio durante más de una fatídica hora y media. Podía llover lava y los concepcionenses igual iban a salir a la calle a festejar este nuevo hito en la historia del club. El “cuervo” volvió a volar más alto que el resto y en apenas un mes estará surcando otros cielos de mayor categoría. Allí se encontrará con un viejo conocido: San Martín. ¡Cómo no festejar sin parar entonces!

La fiesta empezó temprano, a casi 500 kilómetros de “La Perla del Sur”. Una gran caravana de autos y colectivos repletos de hinchas llegó a Salta para aguantarle los trapos al “cuervo”. La cantidad sorprendió a los propios salteños. Se puede conjeturar que, de haber sido más apretada la ventaja con la que Concepción arribó al Martearena, más gente hubiera considerado imperioso viajar para hacer sentir local al equipo. Los aproximadamente 3.000 aficionados que sí asistieron lo hicieron para ser testigos de un ascenso que parecía a prueba de balas. El hit de la tribuna fue “el cuervo ya volvió, el cuervo ya volvió”.

A medida que pasaban los minutos la euforia se fue transformando en incredulidad, ante un escenario que nadie creía posible. Tuvo que aparecer Mauricio Verón y su remate providencial para devolver el mundo a la normalidad e inaugurar la fiesta en Concepción. Una que, por supuesto, no iba a suspenderse por lluvia.

Alrededor de 200 personas, entre las que hubo muchos niños y mujeres, se concentraron en la zona céntrica, en la plaza Mitre, y bajaron por la calle San Martín entre bombos, platillos y bocinazos. El clásico “dale campeón, dale campeón” no podía faltar.

Luego del recorrido, la masa se instaló al pie de la Estatua de la Libertad, el centro de todo, y celebró durante horas. “Casi me infarto. Hoy cumple años mi hijo, y le prometí a la Virgen que si ascendíamos, lo iba a llevar a verla”, contó un hincha, al borde de las lágrimas. El fútbol tiene estas cosas.

Galería 16 fotos MARCELO MILLER / ESPECIAL PARA LA GACETA
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LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
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