02 Abril 2015
CEREMONIA. Francisco sostiene la biblias durante la misa. REUTERS.
El papa Francisco instó hoy a los sacerdotes a atender con alegría su labor pastoral: "No podemos ser pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos", dijo hoy durante la homilía de Jueves Santo en la tradicional misa crismal.
Francisco consideró normal que el sacerdote sienta cansancio y fatiga. "No olvidemos que somos ovejas, aprendamos a descansar", dijo el pontífice argentino de 78 años, que reconoció también que él en ocasiones se siente casado. No obstante instó a los sacerdotes a ir "hasta los confines del mundo, a todas las periferias".
Seguidamente bendijo los Santos Óleos en una ceremonia con la que tradicionalmente se da inicio a los rituales de los días centrales de Semana Santa.
En la tarde de hoy, el papa acudirá a la cárcel de Rebibbia, donde celebrará la misa "in Coena Domini" y lavará los pies a varios detenidos y también a detenidas de una prisión de mujeres cercana, en recuerdo del gesto de humildad de Jesús durante la última cena.
Tras ser elegido papa, Francisco rompió con la tradición de sus predecesores de lavar los pies a curas y el año pasado realizó esta ceremonia con enfermos y discapacitados.
Se trata de la tercera Semana Santa que el pontífice encabeza. Decenas de miles de turistas y peregrinos acudirán a Roma para asistir a las ceremonias religiosas.
Francisco consideró normal que el sacerdote sienta cansancio y fatiga. "No olvidemos que somos ovejas, aprendamos a descansar", dijo el pontífice argentino de 78 años, que reconoció también que él en ocasiones se siente casado. No obstante instó a los sacerdotes a ir "hasta los confines del mundo, a todas las periferias".
Seguidamente bendijo los Santos Óleos en una ceremonia con la que tradicionalmente se da inicio a los rituales de los días centrales de Semana Santa.
En la tarde de hoy, el papa acudirá a la cárcel de Rebibbia, donde celebrará la misa "in Coena Domini" y lavará los pies a varios detenidos y también a detenidas de una prisión de mujeres cercana, en recuerdo del gesto de humildad de Jesús durante la última cena.
Tras ser elegido papa, Francisco rompió con la tradición de sus predecesores de lavar los pies a curas y el año pasado realizó esta ceremonia con enfermos y discapacitados.
Se trata de la tercera Semana Santa que el pontífice encabeza. Decenas de miles de turistas y peregrinos acudirán a Roma para asistir a las ceremonias religiosas.
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