Por Marcelo Androetto
20 Abril 2015
ABRIÓ EL CAMINO DE UNA VICTORIA INCUESTIONABLE. Sebastián Driusi comienza con una alocada carrera después de haber convertido el gol que le dio muchísima tranquilidad al “millo” para conseguir la victoria sobre un “taladro” timorato. télam
Mejor imposible. Tras la clasificación “in extremis” en la Libertadores, River se lució y goleó a Banfield 4-1 para llegar al primero de los tres superclásicos de mayo en lo más alto del torneo. Mejor imposible, porque Cavenaghi, Kranevitter y Rojas jugaron a altísimo nivel, y el “Cavegol” rubricó con un hermoso taco hizo un doblete, en un Monumental que vivió una fiesta.
Mejor imposible, porque la resolución del drama del miércoles ante San José y con los oídos en Chiclayo, significó para el “millo” sacarse una pesada mochila de encima, se constató. Después de la ovación al “Pelado” Almeyda, River certificó sus merecimientos cuando Cavenaghi bajó la pelota a la altura de la medialuna con la punta del botín, dibujando un sombrero exquisito para asistir a Driussi, que de aire clavó el derechazo lejos del inmóvil Bologna.
Uno a cero a los 20 minutos. El “millo” ya había avisado con un gran zurdazo del “Pity” Martínez, una avivada de Teo y una media vuelta del “Cavegol”. Hasta entonces, River, de la mano del “Tucu” Kranevitter -en otro gran partido-, había presionado bien arriba. Banfield, hasta entonces, había estado ausente sin aviso. Después, la visita inquietó un par de veces con centros a la cabeza de los lungos Civelli y Viatri, y una que tuvo en sus pies el ex Boca, tras un error de la defensa local.
No mucho más. Porque el local siguió manejando los hilos del partido, con varios puntos altos a nivel individual -descolló Cavenaghi, con asistencias de taco y de rabona incluidos- y un buen funcionamiento colectivo, como si el drama de la Libertadores hubiera sido el revulsivo necesario para volver a parecerse -de a ratos un poco, de a ratos bastante- al que había sido a principios de la pasada temporada.
En el complemento, River sufrió un par de sustos. El colombiano Cuero ganó mucho por la banda y el ecuatoriano Cazares –también de buen desempeño- lo tuvo de arranque con Barovero vencido y luego con un remate que sacó el arquero. El “taladro” se sabe, se desprotege atrás, pero la mueve bien del medio hacia arriba.
Claro que River anduvo encendido. Y hasta Funes Mori, tras una peinada de Driussi, volvió a festejar en posición de centrodelantero. Y Kranevitter recibió una ovación impresionante cuando lo reemplazó Solari, minutos antes de que Cuero tuviera premio a su actuación con el derechazo de descuento. Para despejar eventuales fantasmas, reapareció un Cavenaghi fantástico, que marcó primero tras gran jugada de Rojas por izquierda, y luego con un taco exquisito “a lo Zlatan”. Para los hinchas del “millo”, mejor imposible, antes de lo que se viene. Boca, ni más ni menos, por tres.
Mejor imposible, porque la resolución del drama del miércoles ante San José y con los oídos en Chiclayo, significó para el “millo” sacarse una pesada mochila de encima, se constató. Después de la ovación al “Pelado” Almeyda, River certificó sus merecimientos cuando Cavenaghi bajó la pelota a la altura de la medialuna con la punta del botín, dibujando un sombrero exquisito para asistir a Driussi, que de aire clavó el derechazo lejos del inmóvil Bologna.
Uno a cero a los 20 minutos. El “millo” ya había avisado con un gran zurdazo del “Pity” Martínez, una avivada de Teo y una media vuelta del “Cavegol”. Hasta entonces, River, de la mano del “Tucu” Kranevitter -en otro gran partido-, había presionado bien arriba. Banfield, hasta entonces, había estado ausente sin aviso. Después, la visita inquietó un par de veces con centros a la cabeza de los lungos Civelli y Viatri, y una que tuvo en sus pies el ex Boca, tras un error de la defensa local.
No mucho más. Porque el local siguió manejando los hilos del partido, con varios puntos altos a nivel individual -descolló Cavenaghi, con asistencias de taco y de rabona incluidos- y un buen funcionamiento colectivo, como si el drama de la Libertadores hubiera sido el revulsivo necesario para volver a parecerse -de a ratos un poco, de a ratos bastante- al que había sido a principios de la pasada temporada.
En el complemento, River sufrió un par de sustos. El colombiano Cuero ganó mucho por la banda y el ecuatoriano Cazares –también de buen desempeño- lo tuvo de arranque con Barovero vencido y luego con un remate que sacó el arquero. El “taladro” se sabe, se desprotege atrás, pero la mueve bien del medio hacia arriba.
Claro que River anduvo encendido. Y hasta Funes Mori, tras una peinada de Driussi, volvió a festejar en posición de centrodelantero. Y Kranevitter recibió una ovación impresionante cuando lo reemplazó Solari, minutos antes de que Cuero tuviera premio a su actuación con el derechazo de descuento. Para despejar eventuales fantasmas, reapareció un Cavenaghi fantástico, que marcó primero tras gran jugada de Rojas por izquierda, y luego con un taco exquisito “a lo Zlatan”. Para los hinchas del “millo”, mejor imposible, antes de lo que se viene. Boca, ni más ni menos, por tres.