18 Septiembre 2015
Chile aprendió la lección de los terremotos del pasado
Miles de chilenos seguían ayer en alerta ante las sucesivas réplicas del sismo de 8,4 de magnitud seguido de un pequeño tsunami que el miércoles hizo temblar la región, dejando un saldo de 11 personas muertas y un millón de evacuados en las zonas costeras. Beneficios de un sistema de alerta que funciona, educación ante catástrofes y rigurosas reglas de construcción.
. EN COQUIMBO. El agua arrastró embarcaciones al centro de la ciudad. Fotos Reuters.
El gobierno chileno elevó ayer a 11 la cifra de personas fallecidas tras el terremoto de magnitud 8,4 que sacudió la noche del miércoles a la zona centro-norte del país, mientras se normalizaban las actividades en las regiones más golpeadas por el sismo que se hizo sentir en los países de la región.
El ministro del Interior chileno, Jorge Burgos, había detallado antes que algunos de los 11 fallecidos murieron aplastados por el derrumbe de murallas y otros por ataques cardíacos. Un informe de la Onami reveló además que más de 600 personas se encuentran refugiadas en albergues y unas 180 viviendas quedaron destruidas por el terremoto, que fue seguido de un pequeño tsunami. Por otra parte, entre el miércoles y la jornada de ayer se habían originado más de 100 réplicas, varias por encima de los 6 grados, según el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile.
El movimiento se había producido el miércoles a las 19:54 (hora argentina) de Coquimbo, cerca de la localidad de Canela Baja y la ciudad de Illapel. Según las autoridades se produjo a 16 kilómetros de profundidad y el sismo llegó a sentirse en Argentina así como en algunas zonas de Brasil, Uruguay y Paraguay.
En Coquimbo y su puerto, unos 460 kilómetros al norte de Santiago, las olas, que alcanzaron entre los cuatro y cinco metros de altura, sobrepasaron las barreras de contención y el agua alcanzó viviendas y locales comerciales.
La fuerza del agua incluso arrastró algunas embarcaciones hasta la avenida de la ciudad. Un similar panorama vivían localidades costeras como Tongoy y Los Vilos, próximas a Coquimbo, entre otras. El miércoles, un millón de personas tuvieron que ser evacuadas de la zona costera del país por la alerta de tsunami, que fue levantada en la mañana de ayer.
“Este es el sexto mayor terremoto en la historia de Chile y el más fuerte en el mundo durante 2015”, afirmó ayer la presidenta Michelle Bachelet, tras recordar que es el octavo desastre natural en el país desde que inició su segundo periodo presidencial, en marzo de 2014. Bachelet canceló todas sus actividades públicas, entre otras las de inauguración de las festividades patrias que se celebran desde anoche en Chile. En tanto, el director de la Onemi informó que la autopista que une Santiago con el norte del país “está operativa”, aunque con tránsito “con precaución”.
Chile es un país acostumbrado a los terremotos. Una de las mayores catástrofes se produjo en 1939, cuando un sismo de 7,8 causó la muerte de 28.000 personas. También el movimiento telúrico más fuerte jamás medido en el mundo se produjo en el país trasandino en 1960: un terremoto de magnitud 9,5, que provocó 1.655 muertos. En febrero de 2010 murieron más de 520 personas en otro sismo de 8,8.
Un país preparado
¿Por qué esta vez el terremoto se cobró menos daños y muertes que en catástrofes anteriores? El geocientífico alemán Onno Oncken, del Centro de Investigación Geológica de Potsdam (GFZ), le dijo a la agencia DPA que la tragedia podría haber sido mayor, si no fuera Chile “un país tan bien preparado”. “Chile es uno de los países mejor preparados para hacer frente a terremotos. Cuando en 1960 el mayor sismo registrado hasta el momento de una magnitud de 9,5 devastó el sur del país, desarrollaron un sistema muy riguroso de reglas de construcción. Además, la población está relativamente bien preparada sobre cómo actuar en caso de terremotos o tsunamis, algo que también se puede ver en las escuelas donde hay carteles sobre salidas de evacuación en caso de tsunami y similares”, observó.
Sobre el levantamiento de alerta de tsunamis, señaló que Chile cuenta con un nuevo sistema de alerta, que ha funcionado muy bien. “Chile ha minado, literalmente, toda la costa con estaciones de medición cada 50 kilómetros. Esto ha permitido que puedan dar la alerta relativamente pronto ante terremotos”, concluyó.
El ministro del Interior chileno, Jorge Burgos, había detallado antes que algunos de los 11 fallecidos murieron aplastados por el derrumbe de murallas y otros por ataques cardíacos. Un informe de la Onami reveló además que más de 600 personas se encuentran refugiadas en albergues y unas 180 viviendas quedaron destruidas por el terremoto, que fue seguido de un pequeño tsunami. Por otra parte, entre el miércoles y la jornada de ayer se habían originado más de 100 réplicas, varias por encima de los 6 grados, según el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile.
El movimiento se había producido el miércoles a las 19:54 (hora argentina) de Coquimbo, cerca de la localidad de Canela Baja y la ciudad de Illapel. Según las autoridades se produjo a 16 kilómetros de profundidad y el sismo llegó a sentirse en Argentina así como en algunas zonas de Brasil, Uruguay y Paraguay.
En Coquimbo y su puerto, unos 460 kilómetros al norte de Santiago, las olas, que alcanzaron entre los cuatro y cinco metros de altura, sobrepasaron las barreras de contención y el agua alcanzó viviendas y locales comerciales.
La fuerza del agua incluso arrastró algunas embarcaciones hasta la avenida de la ciudad. Un similar panorama vivían localidades costeras como Tongoy y Los Vilos, próximas a Coquimbo, entre otras. El miércoles, un millón de personas tuvieron que ser evacuadas de la zona costera del país por la alerta de tsunami, que fue levantada en la mañana de ayer.
“Este es el sexto mayor terremoto en la historia de Chile y el más fuerte en el mundo durante 2015”, afirmó ayer la presidenta Michelle Bachelet, tras recordar que es el octavo desastre natural en el país desde que inició su segundo periodo presidencial, en marzo de 2014. Bachelet canceló todas sus actividades públicas, entre otras las de inauguración de las festividades patrias que se celebran desde anoche en Chile. En tanto, el director de la Onemi informó que la autopista que une Santiago con el norte del país “está operativa”, aunque con tránsito “con precaución”.
Chile es un país acostumbrado a los terremotos. Una de las mayores catástrofes se produjo en 1939, cuando un sismo de 7,8 causó la muerte de 28.000 personas. También el movimiento telúrico más fuerte jamás medido en el mundo se produjo en el país trasandino en 1960: un terremoto de magnitud 9,5, que provocó 1.655 muertos. En febrero de 2010 murieron más de 520 personas en otro sismo de 8,8.
Un país preparado
¿Por qué esta vez el terremoto se cobró menos daños y muertes que en catástrofes anteriores? El geocientífico alemán Onno Oncken, del Centro de Investigación Geológica de Potsdam (GFZ), le dijo a la agencia DPA que la tragedia podría haber sido mayor, si no fuera Chile “un país tan bien preparado”. “Chile es uno de los países mejor preparados para hacer frente a terremotos. Cuando en 1960 el mayor sismo registrado hasta el momento de una magnitud de 9,5 devastó el sur del país, desarrollaron un sistema muy riguroso de reglas de construcción. Además, la población está relativamente bien preparada sobre cómo actuar en caso de terremotos o tsunamis, algo que también se puede ver en las escuelas donde hay carteles sobre salidas de evacuación en caso de tsunami y similares”, observó.
Sobre el levantamiento de alerta de tsunamis, señaló que Chile cuenta con un nuevo sistema de alerta, que ha funcionado muy bien. “Chile ha minado, literalmente, toda la costa con estaciones de medición cada 50 kilómetros. Esto ha permitido que puedan dar la alerta relativamente pronto ante terremotos”, concluyó.
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