La cláusula Monsanto podría trabar la venta de soja en la próxima campaña

Los acopiadores de granos no quieren actuar como agente de cobro de las regalías de la multinacional.

17 Octubre 2015
La comercialización de la próxima campaña de soja podría trabarse por una disputa abierta entre la multinacional Monsanto y entidades gremiales de productores y acopiadores de granos, advirtieron en www.fyo.com.ar

En la campaña pasada, Monsanto, que lanzó al mercado “Intacta”, una soja que incorpora la resistencia a insectos, impuso en los contratos de compraventa de granos una cláusula por la cual la soja que llegaba del Norte a los puertos debía ser analizada a fines de determinar si su productor o comercializador había pagado un canon por usar esa tecnología en la compra de la semilla. Si no lo había hecho, entonces debía abonarle, con el grano, U$S 15 por tonelada.

Este sistema de control privado, realizado a expensas del Estado, comenzó a regir para la producción del Norte. A partir de marzo próximo, cuando empiece la cosecha en la Pampa Húmeda, se extenderá por primera vez a esta región. De hecho, en la Pampa Húmeda, de donde sale más del 80% de la cosecha, los exportadores comenzaron a incluir en los “contratos forward” para la venta de soja 2016 la cláusula de Monsanto. Los exportadores prestarán una suerte de servicio de policía privada a la multinacional, para que ésta cobre en la venta de granos si un productor no le abonó antes.

Pese a que en realidad ya se sabía que Monsanto iba a pretender extender su cláusula a todo el país, persiste una fuerte oposición, aparte de las entidades gremiales, de los acopiadores de granos, que rechazan la cláusula y que esta compañía los quiera obligar a actuar de agentes de cobro. Precisamente, los acopiadores de granos, actores comerciales a quienes los productores les entregan su soja, alertan que la comercialización podría verse en problemas.

“Éste es un conflicto que va a explotar en la nueva campaña, porque Monsanto interfiere en la comercialización y no se va a ganar nada si ésta se traba”, dijo Raúl Dente, asesor de la Federación de Acopiadores (reúne a 1.000 socios).

En la entidad están preocupados porque al haber acordado Monsanto con los exportadores, si los acopiadores quieren vender tendrán que aceptar la cláusula de la multinacional y, a su vez, cobrarles a los productores. “Quieren usarnos de cobradores”, se quejó Dente, que no obstante aclaró su apoyo al respeto a la propiedad intelectual pagando en la semilla.

La disputa ya llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El 5 de junio pasado, la Federación de Acopiadores presentó dos demandas para que se declare ilegal la cláusula. Sin embargo, un juez federal, otro civil y comercial, la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Cámara de Apelaciones de la justicia comercial se declararon incompetentes. Ante ese vacío, ahora la Corte deberá definir qué juez analizará el reclamo de los acopiadores.

El Gobierno tuvo una posición ambigua en el conflicto. Primero dejó trascender que no intervendría, luego informó que solicitaría una declaración de certeza ante la Justicia para ver qué camino seguir; después prometió un decreto para frenar a Monsanto y finalmente anunció un proyecto de ley que aún no se conoce.

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