Desafíos para el nuevo presidente

El primer desafío para Mauricio Macri es afirmar un liderazgo distinto al que mostró Cristina Fernández, con una impronta mayor de diálogo y de concertación; con transparencia y dentro de los principios que marcó durante su mensaje de asunción. Macri debe convertirse en un líder con autoridad (muy diferente a lo autoritario), sobre todo para acordar con los gobernadores, con el Congreso y con los principales actores sociales (empresarios y sindicalistas). La gran prueba de fuego que tendrá será el acuerdo económico y social que se busca, con el fin de contener las presiones inflacionarias. Otro desafío para el nuevo presidente de los argentinos será transformar la coalición electoral -que lo llevó al cargo- en una coalición de gobierno, que tenga fuerza, estabilidad y resiliencia. Puertas adentro, Macri deberá aceitar el funcionamiento de su gabinete, que muestra perfiles más de gestión y menos políticos, sobre todo en el área económica que aparece fragmentada con un liderazgo coordinado en un formato innovador. Ese equipo tendrá el peso de la gestión, con los mecanismos para abandonar el cepo, estabilizar la economía sin recesión, arreglar con los “holdouts” para tomar créditos externos y, en definitiva, contener las presiones inflacionarias.

En materia de seguridad ciudadana, el compromiso fundamental es la lucha contra el narcotráfico con metas de mediano y de largo plazo, en coordinación con las provincias y con la justicia.

Pero la clave de todo depende del Partido Justicialista, que está llamado a convertirse en un partenaire del Gobierno de Macri en el sentido de darle gobernabilidad y de contener los impulsos radicalizados de Cristina Fernández y de los sectores más duros del kirchnerismo. Esto será fundamental en el Congreso, donde el nuevo gobierno necesita de leyes claves que le brinde cierta estabilidad económica y financiera a la Argentina que se viene.

Comentarios