“Pabloso” no deja de andar

Ortega pasó de la pista del Turismo Nacional a los caminos de tierra alberdianos

DEL OTRO LADO. El costado derecho del auto no es el habitual para Pablo que, sin embargo, vivió feliz la experiencia junto a su hermano Bernardo, que también gozó. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll DEL OTRO LADO. El costado derecho del auto no es el habitual para Pablo que, sin embargo, vivió feliz la experiencia junto a su hermano Bernardo, que también gozó. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll
20 Diciembre 2015
Es difícil confiar en su palabra. “Este es el último fin de semana, se vienen las vacaciones a pleno”, dijo Pablo Ortega en el parque de asistencia del rally de Juan Bautista Alberdi. “Pabloso” se bajaba del auto y pisaba un suelo con piedras y mucha tierra. Nada de lo que lo rodeaba era lo habitual. El contexto de la fecha coronación del rally provincial era muy distinta a cualquier fecha del Turismo Nacional (TN), la división en la que más se destaca el piloto y que se corre en pisos de autódromos con asfaltos cuidados casi artesanalmente. Y todavía hay más: él se bajaba del lado derecho del auto, ahí donde debe acomodarse el navegante. Para su hermano, Bernardo, Pablo no debe haber estado del todo cómodo en su atípico rol. “No habrá sido fácil para él que en cada curva debe haber querido frenar, doblar y no tenía más que una hoja”, explicó el piloto del VW Gol de la clase A-6.

Ortega confirmó lo que su hermano especulaba y también el resto de los mortales que conocen la trayectoria del piloto del TN, que en la temporada incursionó en varias categorías de pista. “Obviamente me siento mucho más cómodo en el asfalto. No es que esto no me guste, pero...”, reconoció. Pero claro que es una buena manera de canalizar tanta pasión por la velocidad.

“Ser navegante no me sirve para la pista, ni siquiera para entrenar porque no vengo manejando. Sirve para disfrutar la experiencia, para divertirnos”, dijo Pablo. “Soy muy fanático y cada vez que tengo posibilidad de subirme a un auto, lo hago”, afirmó.

Si bien no se sintió tan cómodo como se siente sujetando el volante, Bernardo ni lo notó. “Me llevó más rápido de lo que yo iba, eso es bueno. Para un piloto es bastante difícil entender la hoja de ruta”, destacó Bernardo.

La sensación de cambio fue completa. Pablo tomó nota detallada sobre las diferencias entre una experiencia y otra. “En el rally los frenajes son distintos y las aceleradas también. Las maniobras van con mucho más volante para que el auto responda y te encontrás con todas las dificultades de un prime al otro. Las vueltas son muy diferentes porque los caminos cambian cuando pasan los otros autos. En la pista, en cambio, te encontrás siempre con lo mismo. Puede haber un poco de tierra o algún auto cruzado, pero ninguna otra dificultad”, detalló el navegante que hace más de una década había cumplido la misma función que tuvo ayer. “Navegué a Alfredo Falú cuando yo tenía 13 años; era una criatura. Fue en Bella Vista y desde entonces no lo hice más”, rememoró. Tras tantos años en el automovilismo, el rendimiento marca una curva ascendente y su reputación a nivel nacional, teniendo como principal vidriera el TN, también fue en ascenso. “Sinceramente no esperaba tener una carrera así, pero sí tenía una proyección. Gracias a Dios se está dando poco a poco y espero que siga en crecimiento”, anheló “Pabloso”.

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