La arqueóloga Maya Hoole, se dedicó a estudiar por qué hace 3.700 años atrás una mujer jóven fue enterrada en una roca y no en el suelo, en el yacimiento de Achavanich, en Caithness, Escocia y con una tumba que tenía un gran trabajo de decoración.
Allí surgió el misterio por resolver del cráneo redondeado. Este tipo de forma era común entre la cultura del vaso campaniforme, pero el cráneo de "Ava" era aún más exagerado, en opinión de Hoole.
La tecnología ha permitido acercarse un poco más a este misterio y realizaron una reconstrucción facial hecha por el artista forense Hew Morrison, que pudo hacerse una idea de cómo era el rostro de «Ava».
El especialista usó una fórmula antropológica para estimar el tamaño de la mandíbula inferior de Ava, la profundidad de la piel, la boca -según el tamaño y la posición de los dientes- y así, trató de reconstruir las capas de músculo y tejido sobre la cara, según informó la BBC.
Esos rasgos se ajustaron con la estructura estimada de los músculos, y fueron unidos mediante una técnica conocida como «morphing».
Lo que fue imposible saber es cómo era su color de pelo, su peinado o su tono de piel.
"Puede que sea polémico, pero quiero que la gente recuerde que esto no es solo una acumulación de huesos, sino que ella fue una vez un ser humano, con un nombre, una identidad y un lugar en una comunidad perdida hace mucho tiempo", dijo la investigadora.