Ayudar a sanar heridas milenarias

08 Marzo 2017

> AGUSTINA MALCUN

Soy psicóloga y me he centrado en el trabajo comunitario, convencida de que es una vía de conquistas. La experiencia en sectores que sufren extrema necesidad me permitió acompañar procesos de empoderamiento y fortalecimiento, trabajar con mujeres que unieron sus fuerzas para mejorar sus circunstancias de vida, las de sus familias y las de su comunidad.
Soy psicóloga y me he centrado en el trabajo comunitario, convencida de que es una vía de conquistas. La experiencia en sectores que sufren extrema necesidad me permitió acompañar procesos de empoderamiento y fortalecimiento, trabajar con mujeres que unieron sus fuerzas para mejorar sus circunstancias de vida, las de sus familias y las de su comunidad.

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“En el Día de la Mujer conmemoramos un atentado contra mujeres trabajadoras, víctimas de opresión, silenciadas y despojadas de condiciones de seguridad y protección. Las mujeres sufren heridas milenarias, producto de la sumisión, la subordinación, la postergación, la represión y la utilización de lo femenino. Lograr que se curen esas heridas depende no sólo de las mujeres: la civilización toda debe reconocer como propia esta lesión a la matriz de lo humano; responsabilizarse de este traumatismo universal y asumirlo como una causa a reparar entre todos.

Como psicóloga, y trabajando con la palabra, procuro (procuramos) ayudar a construir los intercambios necesarios para que el ser humano se desarrolle y así también la sociedad. En este día siento que se ha avanzado mucho; por ejemplo, las mujeres de los barrios en los que trabajo construyen vínculos solidarios, de seguridad y protección, ejercen su derecho a la participación; transmiten y revalorizan sus saberes, validan sus experiencias y se posicionan activas ante los diversos escenarios de su realidad.

Pero también sé que queda mucho por hacer. En la historia, numerosas mujeres sin miedo dieron pasos clave en la reivindicación de derechos, abrieron puertas a la lucha, la defendieron con la vida y con la palabra; fueron -y son- la voz de muchas otras mujeres en pos de una reparación necesaria que ha costado muchas pérdidas. La asunción del poder por parte de la mujer es un valor que la sociedad debe legitimar en todas sus formas”.

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