En Lima, Perú, son casi las 20 del 21 de diciembre de 2016. Allí, en su casa, Roberto Mosquera observa por televisión el sorteo de la Copa Libertadores que se realiza en Asunción, Paraguay. El entrenador, nacido en Ibagué, Colombia y nacionalizado peruano, ya había sido tentado por los dirigentes del equipo boliviano Jorge Wilstermann pero aún no se decidía. Cuando sale la bolilla del “Aviador”, Mosquera detecta abrazos efusivos en dirigentes de uno de los equipos del grupo 5 (no eran de Atlético, ya que el representante argentino de la zona debía jugar aún la fase previa).
La anécdota es contada en un bar, frente al Parque 9 de Julio por Mosquera, quien no revela el nombre del equipo. En cambio, confirma que finalmente se decidió por aceptar la propuesta al observar ese festejo. Y busca que Wilstermann les arruine el festejo anticipado. “Cuando vi eso (los abrazos) me incomodé. No es venganza pero dije: ‘¿por qué festejan antes? Tengo que ir a hacer algo”, le cuenta el DT a LG Deportiva.
Minutos antes de la entrevista, Mosquera (60 años) se dirigió al parque para correr alrededor de uno de los emblemas de la provincia. Es su primera visita a Tucumán pero no al país ya que jugó en Talleres de Córdoba en el ‘81. Años antes, llegó nuestro país para participar con Perú, del Mundial del ‘78. Rosario (más precisamente la cancha de Central) es la visita que más nos interesa ya que alojó el polémico Argentina 6, Perú 0 pero el DT advierte que no hará comentarios al respecto.
De lo que sí habla, además de como llegó a decidirse para entrenar al conjunto cochabambino, es de su rival de esta noche. “Atlético es un equipazo. El trabajo de Pablo (Lavallén) es muy bueno y se lo dije en Cochabamba. Lo felicité. Me encanta como dirige”, dice.
Y pese a que lo vio una sola vez, durante ese 1-2 en el estadio Félix Capriles, hace un par de semanas, sabe mucho de él. Es más, se dedicó a hacerlo desde que supo que Atlético estaba en el grupo. “No solo hay que ver el perfil de un jugador rival sino también el del entrenador”, aclara. Es por eso que en los videos estudió todas las acciones del técnico “decano”.
“Sé cuando hace un cambio por calentura, cuando está feliz, cuando no”, explica. Además, está informado de todas sus tácticas. Para eso también se apoyó en el paraguayo Roberto Ovelar. El delantero fue su pupilo en Juan Aurich y rival de Atlético jugando para Junior.
Por Whatsapp, el técnico le consultó por la defensa de Atlético y así pudo construir parte de su estrategia para el partido de hoy. “Respetamos a Pablo, a su equipo y esa hinchada fantástica que tienen los tucumanos. Disfruto muchísimo jugar en lugares donde vivenel fútbol con tanta pasión”, señaló. No es fácil para un equipo a jugar con casi 30.000 hinchas rivales en las tribunas. “Sabemos que habrá presión y esperamos que sepan convivir con ella”, indicó.
Una jornada intensa para los bolivianos
El plantel de Jorge Wilstermann arribó a la provincia (procedente de Buenos Aires) el domingo por la noche y pese a que tuvo la mañana de ayer libre, nadie descansó a partir del mediodía.
Algunos jugadores salieron a conocer algo de la ciudad, alrededor del hotel donde están alojados (frente al Parque 9 de julio) y otros, como Cristian Chávez, el ex Boca, para recibir familiares. En realidad lo visitó una prima que vive en la provincia y lo acompañó en el almuerzo. “Va a ser un partido duro como todos los de la Copa Libertadores”, comentó “Pochi”.
El cordobés Marcelo Bergese, junto al delantero Gabriel Ríos, también anduvieron merodeando el lobby durante la mañana libre.
Después del almuerzo y comenzó la sesión de video que preparó Roberto Mosquera en uno de los salones del hotel, con partidos de Atlético en el torneo.
Por la tarde, el plantel se entrenó en el complejo de Ojo de Agua y a las 19, se trasladó al Monumental para reconocer su campo.