A los 51 años, Mariana Chalfón decidió dejar la relación de dependencia para convertirse en la propietaria de su propio emprendimiento. Esta fonoaudióloga oriunda de Córdoba se dedica ahora a la comercialización de audífonos para personas hipoacúsicas, así como al seguimiento de los pacientes que requieren esos dispositivos.
“Este año decidí emprender sola. Inicié este camino en el que aplicaré y pondré en práctica los conocimientos que adquirí en mis 15 años de experiencia con hipoacúsicos”, cuenta la profesional, que está radicada en Tucumán hace décadas. “Este trabajo consiste en comprender las necesidades de esas personas. Una tecnología de punta permite brindar soluciones satisfactorias”, agrega.
En su tarea como fonoaudióloga, Chalfón también se dedica a la terapia del lenguaje infantil. De hecho, esa ha sido una de sus especialidades desde que se recibió hace 30 años. Si bien continuará atendiendo a esos pacientes desde su consultorio particular, gran parte de sus energías ahora están orientadas al nuevo proyecto. Según la emprendedora, los audífonos que comercializa son importados de Estados Unidos y funcionan “casi como una computadora” que se puede programar. “Hasta hace un tiempo, muchas veces (estos dispositivos) constituían un trastorno más que una solución. Hoy en día se pueden calibrar y adaptar a las necesidades de cada paciente”, comenta Chalfón. Ocurre que, con los audífonos del pasado, a veces el volumen para el oído no se podía regular de forma adecuada, lo que dificultaba la comprensión durante la comunicación.
Gracias a la tecnología, el panorama empieza a cambiar. Aún así, la fonoaudióloga subraya que el acompañamiento profesional es la clave principal para obtener resultados favorables con el uso de los audífonos. La cordobesa está convencida de que ese es uno de sus puntos más fuertes. “Es ponerse al servicio de los hipoacúsicos. Buscamos marcar la diferencia desde la atención personalizada. Se genera una empatía con las necesidades de los pacientes”, expresa.
La vida de las personas que padecen la discapacidad auditiva se ve alterada de manera drástica. Si bien existen casos congénitos, la mayoría de los hipoacúsicos adquiere la condición al envejecer. Con distintos grados de gravedad, estos pacientes pueden sufrir desde discriminación hasta depresión, además de sentirse aislados. “El uso de los audífonos implica una mejora en la calidad de vida. Es una gran inversión en salud”, considera la fonoaudióloga.
Chalfón dice que es consciente del desafío que tiene por delante. Aún así, se muestra optimista: “emprender es animarse a dejar los límites atrás y adquirir otro poder de decisión para tener las posiblidades de crecer aún más”.