Caruso Lombardi: “estoy dolido; tenían confianza en mí”

El DT dirigió ayer la primera práctica tras la consumación del descenso a la B Nacional. Luego, dialogó con LG Deportiva. Aunque no descartó la posibilidad de continuar, sí dejó ver que sería muy difícil que se dé.

En el ambiente del fútbol se lo conoce como un director técnico motivador. Y aunque ni siquiera intenta disimular el orgullo que esa presentación le genera, sí precisa que no es la única cualidad que lo caracteriza.

Ricardo Caruso Lombardi dirigió ayer la primera práctica de San Martín luego de la goleada del domingo ante Boca que significó el fin de las pretensiones del “Santo” de continuar en la Superliga.

Pese al descenso, los hinchas no están molestos con el entrenador. Por el contrario, lo exculparon por la pérdida de la categoría, sobre la base de que llegó cuando prácticamente no había tiempo para torcer la historia. Incluso, reconocieron que en los partidos en los cuales dirigió -tres por el torneo de Primera y uno por Copa Argentina-, el equipo mostró otra actitud, aun en las caídas ante Boca y ante Lanús.

Por delante le quedan dos compromisos, de acuerdo al vínculo contractual que lo une al “Santo”: el encuentro del lunes 1 del mes que viene, ante Estudiantes, en La Plata; y la última fecha -en día y horario a confirmar-, ante San Lorenzo, en La Ciudadela.

Muchos “cirujas”, por las redes sociales, pidieron su continuidad. Entre mediados del mes que viene y fines de mayo se disputará la Copa de la Superliga. Y también está en juego la Copa Argentina. Y más adelante, el inicio del torneo de la B Nacional.

LG Deportiva le preguntó a Caruso Lombardi sobre su futuro. Y si bien no dio una respuesta precisa y contundente, sugirió la posibilidad de que no seguirá en San Martín. Sobre este, y sobre otros temas, respondió el mediático DT.

- ¿Para qué sirven estos dos partidos que quedan del torneo?

- No armaré un equipo porque sí; no voy a ir “a cumplir”. Se terminó un proceso, no pasa porque yo esté o no. Lo más importante es ver qué jugadores pueden continuar para lo que viene, que estén seguros para el próximo campeonato y que le sirvan a San Martín. Seguramente mañana (por hoy) tendré una reunión con los dirigentes. A algunos jugadores se les vencerá el contrato, y no querrán arriesgarlos. A la vez querrán que se queden otros, que aún tienen contrato, más allá de los tres o cuatro chicos que me tocó subir. De un montón de temas hablaré con los dirigentes.

- ¿Cómo se motiva al jugador cuando el descenso es un hecho?

- La motivación tiene que existir. Yo soy motivador; es mi manera de dirigir. No todo el mundo puede motivar a los jugadores. No todo el mundo está preparado para dar una charla, una arenga y que los jugadores salgan a full. No todo el mundo está preparado para decirles a los jugadores lo que va a pasar en el partido. Pero no pasa por la motivación, nada más. Muchas veces la gente está equivocada. También tengo la capacidad de saber elegir, de saber a quién busco, a quién pongo; hice muchos cambios desde que llegué. Subí chicos a los cuales nadie les daba importancia. Y no los subí para quedar bien, sino porque son jugadores que tienen don para jugar en Primera. Después, si rinden o no es otra cosa. Y a partir de ahí armo el equipo, elijo los jugadores, diagramo el planteo para cada partido, según el rival; no jugué igual contra Huracán que contra Boca.

- ¿Qué le quedará de esta experiencia?

- Esto se hizo medio al boleo, a ver si salía bien. Y pese al poquito tiempo en los cuatro partidos que me tocó dirigir se vio un cambio muy grande en el equipo. Los chicos demostraron que están muy bien. Yo estaba muy confiado; pero vos podés coronar todo si (Esteban) Andrada no es figura en Boca, si (Matías) Ibáñez no es figura en Lanús; si los tiros no pegan en los palos. Encima, a nosotros nos llegan y nos convierten, entonces es muy difícil de sobrellevarlo; cuando no estás con suerte estás condenado. Estoy dolido, porque tenían confianza en mí y lamentablemente no pude hacer lo que me había imaginado. El tiempo es tirano, muy cortito. Pero no busco excusas; me toca poner la cara, y la pongo sin ninguna vergüenza. Estuve triste, me amargué, lloramos en el vestuario junto con los jugadores. Tengo un dolor enorme; ayer (por el lunes) fue terrorífico. Hoy trato de zafar porque la vida sigue, pero me costó mucho.

- ¿Consideró la posibilidad de continuar como DT del “Santo”?

- No diré ni que sí ni que no. Tengo problemas, que no pasan por Tucumán, sino por una cuestión privada en mi casa, en mi vida personal en Buenos Aires. Si es por cómo estoy aquí, olvidate... no tengo ninguna duda de nada; de aquí no tengo más que elogios. Pero debo poner en la balanza las cosas que tengo en Buenos Aires, que me complican un poquito a nivel trabajo, a nivel familia. Es un poquito de todo. Y eso tiene mucho que ver.

- Y si finalmente se va, ¿le gustaría volver a dirigir San Martín?

- Nunca se sabe. Nadie pensaba que iba a venir, y vine. Yo soy así; salgo de la nada. Es increíble la gente que tiene este club, la capacidad para trabajar que te dan; tenés todo, nada falta, no tengo nada para quejarme. Estoy bien en Tucumán. Es terrible el cariño de los hinchas. Siento que toda la ciudad me quiere mucho; hasta los de Atlético se sacan fotos conmigo. El intendente (Germán Alfaro) y el gobernador (Juan Manzur) me deberían tener miedo, porque me pueden llegar a votar (risas).

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