Bianchi, el escudo de “Laucha” Lucchetti en Atlético

Si en Atlético se jugara al fútbol pura y exclusivamente siguiendo las sensaciones posteriores al despertar de Ricardo Zielinski el día de partido, como asumió armar su táctica de juego Jorge Sampaoli en su libro autobiográfico presentando en sociedad días antes del estreno de la Selección en el (fatídico) Mundial de Rusia, el “Decano” no sólo hubiera estirado la serie de los 32avos. de final de la Copa Argentina con Platense, el miércoles pasado, sino también hubiera dejado en casa de Banfield dos puntos de oro, a inicios de mes, por la Superliga.

Sucede todo lo contrario a la idea de “Sampa” en 25 de Mayo y Chile. Atlético y Zielinski hacen del esquema y el análisis una ley divina. Todo se trabaja, nada está librado al azar. Entonces, como mencionó Cristian Lucchetti después del 1-0 consumado ante el “Calamar”, y de que Bruno Bianchi evitara el empate de tiro libre gracias un cabezazo salvador en la línea, todo tiene un fin en el grupo.

“Está todo trabajado”, asegura Lucchetti, ya con el pase a los 16avos. de final de la Copa en el bolsillo, y el cheque de $ 670.000 de ganancia depositado en el banco, a la espera del cobro.

Así como el resto de sus compañeros deben redoblar su esfuerzo en distintas posiciones del campo, tanto en ataque como en defensa, Bianchi cumple un rol clave en los tiros libres en contra cercanos a los dominios del ídolo mendocino. El de San Nicolás viene a ser el segundo arquero activo, pero sin guantes y con cabeza, en el “Decano”.

“Sí, es lo que trabajamos siempre. Para nosotros no es sorpresa”, responde Lucchetti sobre la posición de su amigo en esa jugada. El central estuvo en el lugar y en momento indicado. Así evitó el empate de Hernán Lamberti. “Yo me cierro y él cubre un palo. Si la pelota va ahí, la saca él. Y si va al otro palo, entonces llego yo”, sostiene el capitán “decano”. Ante el “Taladro”, a segundos de finalizar los seis minutos de adición dados por el juez Hernán Mastrángelo, el tiro libre de Jesús Dátolo tenía destino de milagroso 2-2. Sin embargo Bianchi apareció como bombero en incendio y salvó el triunfo de su equipo en Buenos Aires. “Tratamos entre los dos de cubrir todo el arco, y bueno, fueron dos jugadas particulares y parecidas que tuvimos la suerte de sacarla”, acepta un Lucchetti en tono alegre. Si esta movida aparece en el libro de defensa de Zielinski, la lista de labores que sigue es extensa. Ante Platense, lo que volvió a funcionar fue el control y la celeridad con la que se hirió al rival. “Lo controlamos bien y abrimos rápido el marcador. Fue un buen partido”, festejó el 1.