El Padilla mostró su jerarquía en el caso Denis

Infortunio, desesperación, angustia, incertidumbre, aliento, esperanza. Esa fue parte de la secuencia por la que atravesó hasta el sábado pasado el popular cantante Sergio Denis que el 11 de marzo pasado, a las 21:45, se cayó en el foso del Teatro Mercedes Sosa mientras actuaba. Fue internado en el Hospital Ángel C. Padilla en estado de suma gravedad.

Debido a que las múltiples lesiones, el pronóstico siempre fue reservado hasta que en los últimos días el intérprete comenzó a mostrar un cierta evolución que auguró esperanza de una posible recuperación. Su estabilidad permitió que Héctor Omar Hoffmann -nombre real del artista- fuese trasladado a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para continuar con su tratamiento y rehabilitación neurológica.

La directora del nosocomio afirmó que están acostumbrados a recibir pacientes de esta gravedad, pero en esta oportunidad tuvieron que trabajar bajo presión mediática.

“El paciente es una persona muy famosa, muy querida por la gente, y muy mimada por los medios, que -salvo un caso- hicieron un trabajo ejemplar: entendieron que no se podía ingresar, respetaron los horarios de los partes de prensa, cuidaron a la familia”. El plantel hospitalario respondió con efectividad ante la urgencia. Uno de los jefes de servicio le dijo al personal que solo tenían que hacer lo que sabían hacer bien. “Y es lo que ocurrió, estoy muy orgullosa. Porque se pueden comprar insumos, tecnología... pero no recursos humanos altamente capacitados”, afirmó la funcionaria.

Durante muchos años, los hospitales tucumanos fueron sinónimo de carencia de instrumental e insumos, de precariedad, pero en contrapartida, sus profesionales eran de gran capacidad, especialmente, en el Padilla, el Centro de Salud y el Hospital de Niños.

El 3 de julio de 2011, debutó en el Padilla el equipo de la Unidad de Trasplante Renal con la realización del primer injerto de riñón. El centenario nosocomio -referente en la provincia y en el NOA como hospital de enfermos agudos y de emergentología- adoptó la estrategia de hospital de ablación y de trasplante. El año pasado, merced a un trabajo conjunto con el Instituto Nacional Centro Único Coordinador de Ablación e Implante, locales y nacionales, y del Ministerio de Salud de la Nación, comenzaron a realizarse en el Padilla trasplantes de hígado. Se acondicionaron los quirófanos, se conformó un equipo médico y se capacitó a los anestesistas y al personal de la terapia intensiva. El Padilla se convirtió en el único centro asistencial público de la provincia donde se hacen trasplantes y el único en el NOA, donde se realizan los hepáticos. Esto es muy beneficioso para los pacientes tucumanos porque no deben viajar a Buenos Aires acompañados de algunos de sus seres queridos para que los cuiden, de manera que el costo de la operación es inferior al de un centro privado.

Sin duda, es un orgullo para los tucumanos que nuestro nosocomio de punta haya estado a la altura de las circunstancias. El profesionalismo de sus especialistas, siempre estuvo acompañado de la prudencia para informar sin alimentar falsas expectativas. Esta experiencia que nos deja bien parados a nivel país, significa que el Estado provincial debe redoblar aún más los esfuerzos de los últimos años para lograr que el sistema hospitalario se halle siempre en óptimo funcionamiento.

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