Atlético fue el gran ganador y dio otro paso en la Copa de la Superliga

River se lo llevó puesto, pero con el gol de visitante de Toledo, el "Decano" volvió a hacer historia. Video.

Nunca una derrota fue tan victoriosa. Nunca un sufrimiento valió tanto la pena. En una noche dramática, superado durante largos minutos por su rival, Atlético perdió 4 a 1 contra River -global 4 a 4- pero se llevó la serie por el gol de visitante y le sumó una hazaña, otra más, a su fabulosa historia de los últimos años: eliminar al equipo de Marcelo Gallardo en el Monumental de Núñez, algo que sólo había logrado Independiente del Valle en la Copa Libertadores 2016.

La “generación copada” de Atlético, que ya estuvo entre los ocho mejores de América el año pasado y entre los dos mejores de la Copa Argentina 2017, jugará el sábado a las 18.45 contra Tigre en Victoria por las semifinales de la Copa de la Superliga.

Antes de esa alegría final y de la clasificación histórica, Atlético la pasó mal, especialmente muy mal en el primer tiempo -y en los últimos segundos-, como si le hiciera caso al tango, aquello que primero hay que saber sufrir. Si el 3-0 conseguido en Tucumán parecía una diferencia holgada, acaso decisiva, River le respondió con un aluvión de fútbol en velocidad y precisión, como si los cuartos de final de la Copa de la Superliga también fuera uno de esos partidos que tan bien sabe jugar el equipo del “Muñeco” Gallardo, un partido de Copa.

Aunque Atlético intentó mantener los nervios de acero para no perder la compostura ante el campeón de América (y en un Monumental rugiente), River se lo llevó por delante durante eternos lapsos. Primero, poniéndose en ventaja a los 15 minutos con un golazo de taco de Ignacio Fernández. El volante parece estar acostumbrado a facturar de esa manera contra Atlético si recordamos el bombazo que activó en la final de la Copa Argentina 2017, en Mendoza.

Luego con el 2-0, tras una definición de Lucas Pratto poco antes del entretiempo. En todo momento, el local desbordó a un equipo habitualmente seguro. Buenos Aires no es una tierra sísmica pero la defensa y el mediocampo de Atlético anoche sufrieron un largo terremoto.

La diferencia en la posesión de la pelota en ese primer tiempo fue abismal: 73,4% de River contra 26,4% de Atlético. En ese lapso el local lo cuadruplicó también en remates al arco, 16 contra cuatro.

En esas atípicas postales del desconcierto siempre había jugadores de River en superioridad numérica, como si solo se defendiera con los dos centrales y el resto del equipo estuviera en función ofensiva: los laterales, Camilo Mayada y Milton Casco, estuvieron superlativos, así como también Nicolás De la Cruz y Matías Suárez fueron un problema mayúsculo para Atlético, en especial para José San Román. Apenas Rodrigo Aliendro podía hacer pie en el medio para Atlético pero parecía estar solo.

Durante un momento dio la sensación que el “Decano” lamentaría dolorosamente el mano a mano que David Barbona (en su partido número 100 con Atlético) desperdició ante Franco Armani con el partido 1-1, pero el descanso fue como un gol invisible para el “decano”. Ricardo Zielinski rearmó el medio, hizo ingresar a Juan Mercier por Gervasio Núñez, y muy pronto llegó el descuento: anticipo de Leandro Díaz y cabezazo de Javier Toledo para su sexto gol en la Copa de la Superliga y el tercero en la serie. Cosas del fútbol: fue el primer córner para Atlético cuando River ya había tenido cinco en el capítulo inicial.

Parecía que, ahora sí, Atlético se entregaría a disfrutar una noche de placer en el Monumental pero enseguida llegó el gol de Matías Suárez para el 3-1. El dramatismo nunca se fue: Cristian Luchetti se transformó en la figura “decana” (¡pese a recibir cuatro goles!) y hasta el travesaño y los postes se aliaron con Atlético. Pratto volvió a marcar a falta de cinco para el final para el 4-1 pero River se quedó en una proeza inconclusa.

En un partido extraordinario, ganaron los dos: River se fue ovacionado y Atlético se llevó la clasificación para las semifinales de la Copa de la Superliga, un equipo que no se cansa de hacer historia grande, muy grande, ganador aún cuando fue superado.

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