“La esperanza es que todos accedamos a un banco genético”

08 Septiembre 2019

“Completando mi historia” es un sitio que nació en 2009 de la mano de Patricia Margaría. Surgió a través de su búsqueda personal, que aún continúa.

“En mi página hay gente que busca que ha nacido entre 1945 y 1995. En la actualidad hay más de 1.000 relatos de gente que desconoce de dónde viene. Un 70% se entera de adulto que sus padres no eran los biológicos, no como yo, que me enteré de chica”, afirma Patricia, que fue entregada al nacer en 1974.

En los casos de Tucumán - son más de 50- se repiten muchas cosas: bebés que nacieron en casas de parteras o enfermeras y fueron dados a familias que venían de todo el país a buscarlos. “La mayoría de la gente que busca la identidad en las redes no fue adoptada. Es decir, no hubo un procedimiento legal, llegamos a nuestros padres de crianza a través de intermediarios, médicos, parteras, etcétera, y nos anotaron como hijos biológicos. Por esa razón no hay expedientes que puedan contarnos nuestra historia. Ese es otro de los motivos por los cuales la mayor parte de la gente se entera ya mayor. Hace 20, 30, 40 años atrás se sugería que era mejor no decirle a la persona que era adoptada. Así, al no ser legal, se evitaba que la madre viniera a buscarlo. Eran situaciones complejas, a veces esas mamás no tenían decisión, decidían por ellas sus padres o sus empleadores. Hay una trama de ocultamiento difícil de develar”, explica.

“Por suerte, hoy hay más conciencia en que el camino siempre debe ser la adopción. Que no está bien sustituir la identidad”, añade.

Según Margaría, las redes sociales ayudan a que puedan producirse encuentros. ¿Dirías que es mínima la cantidad de gente que llega a conocer su identidad?, le preguntamos. “Es un proceso lento. El Estado todavía no brinda herramientas para agilizar estos encuentros. La esperanza está en que todos alguna vez podamos ingresar a un banco genético donde todas las muestras se comparen entre sí, como los ancestrales, para que podamos llegar a la verdad. No hay que perder la fe y hay que entender que no se trata de amar o no a quienes fueron nuestros papás, a quienes nos criaron. Solo se trata de recuperar ese pedacito de la historia”.

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