“La ciencia ficción tiene la capacidad de hacerse presente respecto de los momentos turbulentos de u
John Harrison es uno de los más reconocidos escritores de ciencia ficción de la actualidad. El escritor británico visitó el país y dialogó con este diario sobre la importancia de la ciencia ficción, el cambio climático, el nulo poder de anticipación del ser humano y la satisfacción personal de escribir. Afirma que “la literatura trata sobre cómo nos ubicamos en el mundo en cuanto seres humanos”.
Por Alejandro Duchini
PARA LA GACETA - BUENOS AIRES
Michael John Harrison, a quien en Google encontrarán mayormente como M. John Harrison, no escribe sobre naves espaciales a lo Viaje a las estrellas o Star Wars -saga que, dice, no le gusta para nada-, sino más bien sobre ámbitos parecidos a Blade Runner. En su novela Nova Swing (2006, Bibliópolis), por ejemplo, los escenarios son oscuros, decadentes. Y sus personajes… también. Mucho de lo que sucede parece de un mundo del futuro pero en verdad está a la vuelta de la esquina. Se recomienda además leer su libro de cuentos La invocación y otras historias (Edhasa) para percibir cierto toque de su admirado Jorge Luis Borges. También, el genial Preparativos de viaje (Interzona): el destino marcado en las cartas, trenes, andenes y bares. Harrison pasó por Buenos Aires invitado para el Filba. Participó en charlas y dio entrevistas, como la que sigue a continuación con LA GACETA.
Su foto en las portadas de sus libros, que es la que suele repetirse en la web, contrasta con la actualidad por el paso del tiempo (nació en 1945). Tiene un andar tranquilo, pelo largo y blanco; tan blanco como la barba que lo asemeja más a un budista occidental que al británico que es. Habla despacio, sonríe bastante y ríe a veces. Si no fuera porque sonríe y ríe (tampoco es para tanto) podría decirse que emana un aire similar al Kung Fu de David Carradine.
- ¿Qué encuentra en la ciencia ficción?
- Lo que me interesa en mi ciencia ficción es mi nostalgia personal de la dimensión humana. Como todo ser humano siento nostalgia. Pero tiene que ver simplemente con recuerdos de cierta parte de mi vida.
- Suele hablar de la nostalgia.
- Durante los años 60 nos enseñamos a nosotros mismos que la nostalgia no valía la pena. Que sólo había que mirar hacia el futuro, hacia adelante, que es positivo. Pero uno tiene que diferenciar la nostalgia de la cuestión melancólica.
- ¿La nostalgia no se opone al futuro, que suele ser el ámbito de la ciencia ficción?
- No existe el pasado ni el futuro. Lo único que existe como puente es el presente. Nosotros mismos desde nuestra individualidad y nuestro presente somos el puente entre el pasado y el futuro.
- ¿Por qué la ciencia ficción ya no es sólo para chicos? Me refiero a chicos o jóvenes a los que se acusa de nerds.
- Ja. Con la salvedad de que mucha ciencia ficción de Hollywood apunta a un público infantilizado, hay cada vez más ciencia ficción escrita dirigida a los adultos, a las preocupaciones política y sociales del mundo de los adultos, conscientes de los conflictos culturales y conscientes del rol de la ciencia ficción como apuntador de esos conflictos sociales. La ciencia ficción tiene la capacidad de hacerse presente respecto de los momentos turbulentos de una sociedad y expresarse abiertamente al tiempo que se esconde. Con lo que se está viendo, esto será cada vez más omnipresente. Toda la literatura se trata de cómo nos ubicamos en el mundo en cuanto seres humanos. Particularmente la ciencia ficción, o la ficción fantástica, siempre fue una herramienta superior para hacer ese acto de autoubicación en el mundo. No superior en términos de herramientas tradicionales, pero sí desde los diferentes aspectos del mundo.
- A veces menospreciada.
- Recuerdo que a mis cinco o siete años, en el comienzo de la era atómica, con los cohetes espaciales, yo estaba muy muy emocionado por todo eso. Mi abuela, que había nacido cuatro años antes del primer vuelo de los hermanos Wright (pioneros de la aviación al construir y volar el primer aeroplano), estaba horrorizaba. Al explicarle cómo funcionaba una planta nuclear, cerraba los ojos y si le quería seguir hablando sabía que me vendría un cachetazo. Eso era en los años 50. Me propuse en ese momento no ser como ella a mis 60 años.
- ¿Y cómo llegó a sus 60?
- Realmente hoy me interesa todo: la historia de la humanidad, los descubrimientos genéticos. Le doy la bienvenida a cualquier noticia que provenga del futuro. Aunque toda noticia es una noticia del presente. Me cuesta no creer en nada. Mi abuela perteneció a una generación para la que los cambios tecnológicos o científicos se daban de manera lenta.
- ¿Usted es de los que creen que el hombre llegó a la luna o de los que piensan que fue un simulacro?
- Ja. Sí, creo que llegó.
- En Nova Swing hay sastres que colocan pieles humanas a los seres humanos. ¿A cuánto estamos de algo así?
- Creo que estamos en la era en que sin dudas vamos a eso. Es algo que empezó con los inventos médicos de Europa y Estados Unidos en los años 50. Hoy un trasplante de corazón se da por sentado. Hace cinco años tuve un pequeño ataque cardíaco y en otro momento hubiese sido el comienzo del fin de mi vida. Pero con un par de stents, sin siquiera abrir mi pecho, eso fue solucionado. Es como el enfoque de un taller mecánico para el cuerpo. Esto se está empezando a dar con la manipulación genética, que es el principio de lo que estamos hablando. La manipulación genética permite descifrar a los genes como algoritmos. Cuando esto sucede se puede reproducir cualquier situación de un nuevo ser humano, un nuevo animal, y nuevos peligros.
- ¿El cambio climático ya no es parte de la ciencia ficción?
- En los años 60 o comienzos de los 70 estábamos seguros de que no se haría nada para evitar el cambio climático hasta llegar a lo que llegamos hoy. Si ese cambio que hoy se hace desesperadamente se hubiese hecho entonces, la historia habría sido muy distinta. Nos acusaban de oscuros, pesimistas, pero estábamos en lo cierto. Cuando pienso en la capacidad de anticipación del ser humano, lo veo incapaz de pensar en el futuro.
- ¿La invención de mundos a través de la escritura le ayuda a sentirse feliz?
- No sé si puedo decir que soy feliz al escribir. Es emocionante: tengo la misma satisfacción que tendrá un artesano al hacer su artesanía. Me interesa escribir sobre algo que implique la resolución de una dificultad. Si es fácil, no me atrae tanto. Pero es satisfacción, no felicidad.
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PERFIL
La novela Nova Swing es una buena forma de entrar al mundo literario de M. John Harrison (Rugby, Inglaterra, 1945). Es de 2006 y al año siguiente ganó los premios Arthur C. Clarke y Philip K. Dick. Otro libro interesante es Preparativos de viaje. También La invocación y otras historias. Harrison vive con su pareja en Yorkshire, Inglaterra, “en una casa de 200 años que, literalmente, se cae a pedazos”. Extraña la práctica de alpinismo, que tuvo que dejar por su edad. “Es lo que me encanta, pero lo reemplazo con largas caminatas por las colinas de Gales, que están cerca de mi casa”, dice. No le gustan Star Wars ni el fútbol. Sí, en cambio, el rugby. Escribe habitualmente en los suplementos literarios del Times, The Guardian y The Daily Telegraph.