Por Paulo Rangel
La gran crisis política actual es la de la democracia representativa. Hoy tenemos un conflicto entre democracia representativa y democracia directa. Lo vemos en Estados Unidos y en Europa. Crece la idea de que la voluntad popular se impone en cualquier momento y sin límite. Entra en crisis la idea de intermediación.
Carl Schmitt hablaba de crisis del parlamentarismo. Hoy, en un sentido, tenemos algo más grave. No está en crisis solo un régimen sino una institución, el Parlamento. Trump, Boris Johnson, Orbán, Salvini atacan al Parlamento. Aparece el conflicto entre quienes se adjudican la representación directa del pueblo y los representantes.
Hoy tenemos instrumentos para la democracia directa Cuando estamos en Facebook, Twitter o Instagram creemos que estamos en la “speaker´s corner” de Londres. Eso genera la sensación de que no necesitamos mediación. No solo mediación política, también periodística. Cada ciudadano se concibe como editor.
La democracia liberal es la voluntad de la mayoría con libertad de prensa, derechos humanos, equilibrio de poderes y respeto por las minorías. Hoy se vuelve a hablar de movimientos y no de partidos. Lo hace Cinco Estrellas en Italia, pero también Macron en Francia.
La democracia clásica es territorial. La tecnología genera una desvinculación territorial. Estamos en el mundo de la emoción, la pasión, la búsqueda experiencias. Un espacio fértil para el populismo. La democracia germina en el terreno de la razón.
* Diputado del Parlamento europeo, vicepresidente del Partido Popular Europeo.