La noticia de que finalmente la provincia reabrirá sus puertas a la actividad turística fue un impacto positivo en tucumanos y tucumanas que transitan el final del año con algo de esperanza. La pandemia de covid-19 obligó a una larguísima e inédita parálisis en la actividad. Así como los casos han ido bajando en los últimos meses, distintas actividades han flexibilizado sus restricciones y el turismo aparece como una de ellas. Esto quiere decir que a partir del 1, la provincia estará lista para recibir visitantes de distintas partes de la región, el país y el mundo. Un verdadero avance del que esperamos no ver retroceder como tantas cosas durante este tiempo de pandemia.

Para no verla retroceder habrá que actuar con responsabilidad. Responsabilidad a la hora de recibir a los turistas y cuando nos toque ser los turistas. Porque -recordemos- durante el verano también podremos salir de la provincia de vacaciones. Así las cosas, con diciembre ya pisándonos los talones, esa responsabilidad deberá ser lo primero que carguemos en nuestra valija o lo primero que vean en nosotros los visitantes que lleguen desde afuera.

La falta de información turística en varios centros de veraneo de nuestra provincia fueron noticia en repetidas ocasiones. En una situación sanitaria como la que atraviesa la provincia y el país, de la que todavía se intenta salir, la actividad turística no puede darse el lujo de dejar desamparados a los visitantes. Si en condiciones normales es necesario tratar a los que vienen de afuera con la mejor hospitalidad posible, imaginemos la situación en un verano como este.

A fines de octubre, cuando los casos empezaron a bajar, los protagonistas de la actividad turística en nuestra provincia empezaron a ilusionarse con ver reabiertas las puertas, algo que finalmente se terminó dando. Antes, hoteleros, gastronómicos, transportistas y agencias de viaje debieron trabajar en conjunto para soportar meses y meses sin trabajo. El trabajo fue positivo ya que el gobierno acabó articulando unos paquetes turísticos internos ideados por los empresarios que incluían todo en el mismo combo, algo también inédito para la actividad.

Entonces, así como durante la peor parte de la pandemia, los trabajadores del turismo se organizaron y pudieron idear una manera de capear el temporal, es sumamente necesario que cuando la situación está mejor -como ahora- pero con un desafío al parecer superior, se trabaje seriamente. A diferencia de esa etapa cuando se articularon esos paquetes, las puertas de la provincia no solo se abrirán para tucumanos sino para habitantes de todo el mundo.

De nuestra parte, cuando nos toque ser turistas, también deberemos intentar hacerlo con responsabilidad. Salir de la provincia no solo será para nosotros representarla como visitantes sino también, no propiciar una enfermedad en otro territorio. En el inicio, el virus covid-19 empezó a propagarse justamente por los viajes. Llevar de un lado a otro el virus resulta fácil y colaborar para retroceder en las flexibilizaciones de las que goza el país puede suceder en cuestión de segundos. Por eso, por mas que ya hayan pasado nueve meses y suene tonto repetirlo, es clave seguir haciendo lo que venimos haciendo: usar barbijo, lavarnos las manos y mantener la distancia social propia o de nuestro grupo de vacaciones si es que decidimos hacerlo ente varios.

Todos merecemos vacaciones. Nosotros los tucumanos y los que vengan a disfrutarlas a Tucumán. Habrá que intentar al menos hacer que eso sea posible de manera sana y segura. Está en nosotros hacer que eso pase.

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