Identificar lotes problemáticos y planificar, las claves

“Existen muchas herramientas para hacer un manejo efectivo de las malezas, por lo que es importante aprovechar esta época del año”, apuntó Sebastián Sabaté.

20 Febrero 2021

“Esta campaña nos preparamos para enfrentar las dificultades que prometía un año difícil de sequía, pero el productor pudo manejar las malezas con relativa tranquilidad al inicio. Luego, la dinámica de emergencia de las mismas fue irregular al igual que las lluvias”, analizó Sebastián Sabaté, de la Sección Manejo de Malezas de la Eeaoc.

Los cañaverales tuvieron un buen año y en general se manejaron bien ya que hubo algunas lluvias tempranas que activaron las emergencias de malezas primavero-estivales y una buena cantidad de agua en noviembre. Luego sobrevino un período de pocas precipitaciones que permitió hacer las aplicaciones tanto de postemergentes como de residuales para ir cerrando los cañaverales más avanzados. Por el contrario, en algunas zonas con menos precipitaciones o bajadas de bordo tardías la presión de malezas fue bastante baja en general. De todas formas “los productores deben mantenerse atentos a la presión tardía que pueden ejercer el tupulo y el pasto cubano, especies que tiene la habilidad de crecer dentro del cañaveral”, aclaró Sabaté. Y remarcó: “existen hoy en día muchas más herramientas para hacer un manejo efectivo de estas malezas, por lo que es importante aprovechar esta época del año para identificar los lotes problemáticos y hacer una buena planificación de manejo para la próxima campaña”.

Con respecto a las zonas de producción citrícola, las lluvias demoraron en llegar y con ellas, la emergencia de las gramíneas, salvo en aquellas explotaciones que aportaron tempranamente volúmenes de agua a través del riego. Se observó que las condiciones fueron favorables para el desarrollo de rama negra, una especie que es tolerante al glifosato y de difícil control. “Esta especie tiene que ser controlada en su estadío inicial de roseta, ya que cuando empieza a estirarse y supera los 15 centímetros de altura son escasas y muy costosas las herramientas disponibles para su control”, alertó es especialista. Por ello es importante monitorear continuamente las quintas durante la primavera y realizar las aplicaciones a tiempo para manejar correctamente esta maleza. En este momento, ya estando avanzada la campaña, no hay muchas posibilidades de utilizar herbicidas, ya que se debe tener en cuenta el período de carencia previo a la cosecha de la fruta. Como en todos los cultivos, es importante llevar un registro de cuáles fueron los principales problemas de esta campaña porque seguramente los mismos se repetirán el próximo verano. Existen nuevas herramientas herbicidas que permiten un manejo más ordenado de las malezas en las quintas cítricas, por lo que es fundamental conocer los problemas de cada finca y planificar en consecuencia.

Finalmente, en los cultivos de granos la situación fue muy diversa. Las malezas perennes como Chloris, Pasto Ruso y Borrerias aprovecharon las pocas lluvias tempranas para desarrollarse. Pero en general los controles fueron buenos gracias a que hubo mayor regularidad de lluvias y buenas condiciones para la aplicación en noviembre. Posteriormente, las condiciones hídricas fueron muy irregulares y en algunos casos, fuertemente insuficientes. Eso impactó en las emergencias de malezas anuales, las cuales fueron también muy irregulares. En el caso particular de los “atacos”, muy problemáticos en el Este de la provincia, se observaron pocas camadas y en general de poca presión, a diferencia de lo ocurrido en otros años. Sin embargo, todavía se debe estar atento a las nuevas germinaciones, sobre todo en las siembras tardías de soja y maíz. “Existen varias opciones eficientes para manejar los atacos en postemergencia de soja y maíz. Pero en este caso es aún más crítico el momento de aplicación, ya que no podemos dejar que las plantas de ataco superen los 7 a 10 cm de altura. Si no logramos aplicar en ese momento, a partir de allí todos los herbicidas disminuyen drásticamente su eficiencia y podemos perder la inversión por hacer un mal uso de la herramienta”, advirtió el investigador. Es fundamental continuar haciendo un seguimiento de los lotes luego de las aplicaciones, ya que cualquier planta de gramínea u hoja ancha resistente que dejemos prosperar implica un gran aporte de semillas (en algunos casos de más de 500.000 por planta) que impactarán en las campañas subsiguientes.

Otro aspecto fundamental que se debe empezar a contemplar desde ahora es el de la estrategia de cosecha. Como pauta básica, es importante empezar por limpiar la cosechadora antes de entrar al campo para evitar el ingreso de semillas de malezas provenientes de otras zonas. Luego, en la medida de lo posible, se deben cosechar primero los lotes con menor cantidad de malezas, y dejar para el último aquellos lotes que posean malezas florecidas, aunque siempre es recomendable cortar esas plantas antes del ingreso de la cosechadora. De esta manera, se disminuye la probabilidad de dispersar las malezas entre los lotes dentro de cada explotación. Finalmente, también es importante realizar una limpieza de la cosechadora y el resto de la maquinaria antes de salir de la finca, para evitar la dispersión de semillas de malezas durante el transporte.

“Como siempre digo, todos los errores que pudimos haber cometido en esta campaña, son información valiosa para poder planificar las que vienen. Pero para ello es fundamental llevar un registro de los problemas de malezas de cada lote y de los manejos que se realizaron. Si no monitoreamos y llevamos un registro, en la campaña siguiente seguramente nos sorprenderán los mismos problemas”, finalizó Sabaté.

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