Por este medio pongo en conocimiento que en semanas pasadas un grupo de vándalos ingresaron en la residencia de una familia en la Villa de San Javier y produjeron un verdadero saqueo de pertenencias, tanto bienes de valor afectivo como los muebles y electrodomésticos de valor, rompiendo portones, todas las cerraduras y puertas de acceso y las puertas interiores, destruyeron estantes y maderas interiores y vidrios, hicieron fogatas en el interior y ensuciaron el inmueble en forma inenarrable. Asimismo destruyeron y quemaron una centenaria biblioteca con libros de medicina, literatura universal, música, cultura general y artes que resultan invaluables. La maniobra de saqueo vandálico fue realizada con el evidente intento de cometer otros delitos mayores como una estafa inmobiliaria a incautos, y que fue realizada con total impunidad, ya que fue realizado por varias personas a la vista de otros residentes, los que fueron intimidados. Imposible que un acto semejante, que no tiene recuerdo en la villa de San Javier, pueda pasar desapercibido para las autoridades policiales y comunales de una localidad donde el trato amable y afable y el mutuo conocimiento y confianza entre los pobladores constituía una de las fortalezas de la villa turística. Lamentable y grave situación que ha sido puesta en conocimiento de las autoridades policiales y judiciales para la investigación y detención de los responsables. Cabe destacar que entre los libros y papeles prontos a ser quemados por los vándalos se pudieron rescatar "Pasión por la Excelencia" de Peters y Austin, "Estrategia en Acción" (un curso de estrategia competitiva de Harvard) de Alberto R. Levy, y "¿Qué es el control total de calidad?” que refiere a las modalidades japonesas de mejorar de calidad y el autocontrol del profesor japonés Kaoru Ishikawa. Sepan los lectores lo ocurrido, los daños a la bonhomía tucumana realizados por vándalos, la pérdida de la confianza en un estilo de vida comunitaria que se ha perdido, y sepan la gravedad de la inseguridad en la Villa de San Javier y lo poco que se ha podido rescatar del fuego de los saqueadores.
Saúl Alberto Ibáñez